Little Italy (Nuestra pequeña Italia) (2018)

¿Se le pueden perdonar a una película sus numerosas fallas gracias a su rebosante dulzura? Nuestra pequeña Italia apuesta a que sí.  

Dirección: Donald Petrie

Emma Roberts, Hayden Christensen, Danny Aiello, Andrea Martin, Alyssa Milano

A los amantes de los chick flicks (las comedias románticas dirigidas al público femenino ahora rebautizadas como rom-coms), quizás les suene el nombre de Donald Petrie. Este director nacido en Nueva York, ha sido el autor de algunas de las películas más amadas del género, como lo son Dos viejos gruñones, The Favor, Miss Simpatía y Como dejar a un hombre en 10 días. Todas ellas encantadoras y, al mismo tiempo, unos placeres culpables.

Ambientada en la “pequeña Italia” del Canadá, el nuevo rom-com de Petrie se apoya en la química ofrecida por los actores Emma Roberts (Somos los Miller) y Hayden Christensen (Anakin Skywalker en las precuelas de Star Wars). El fotógrafo Thom Best (Ginger Snaps), logra capturar todo el sex appeal de la pareja, la cual encarna a Nikki Angioli y a Leo Campo, dos amigos de infancia y miembros de una familia de pizzeros, los cuales que se separan en la adultez, luego de una pelea que separa a las dos familias (Al mejor estilo de los Capuleto y los Montesco).

Nikki se va a estudiar culinaria en Londres y sirve de asistente y discípula para la prestigiosa chef Corinne (Jane Seymour). Leo intenta ayudar a sus padres a sostener la pizzería que compite con el negocio de la familia de Nikki. Pero una atractiva oferta laboral hace que Nikki tenga que volver a su hogar para renovar su visa y su afecto por Leo se revive apenas vuelve a verlo, luego de varios años de ausencia.

Los problemas con Nuestra pequeña Italia son enormes. Primero que todo, la estructura narrativa es canónica y no deja ningún espacio para la sorpresa (chica ama a chico, chico no sabe si ama a chica, chica se aburre y planea irse de la ciudad, chico se da cuenta de que la ama y la persigue al aeropuerto). En segundo lugar, los estereotipos italianos pertenecen a las décadas de los setenta u ochenta (no es gratuito que las estrellas del pasado Danny Aiello y Alyssa Milano participen en la cinta). Y, en tercer lugar, las situaciones son de una inmensa cursilería y de grandes cantidades de edulcoración (el abuelito Campo, interpretado por Aiello, proponiéndole matrimonio en un Starbucks a la abuelita Angioli, encarnada por Andrea Martin, es el epítome de las muchas situaciones acarameladas de la película).   

Pero hay algo mágico en Nuestra pequeña Italia. Quizás los actores la pasaron muy bien y eso se proyecta en la pantalla. Quizás son las pizzas, las cuales son indudablemente provocativas (casi parece un homenaje a Mystic Pizza, la película debut de Petrie). O quizás, es la falta de dulzura de las comedias románticas actuales y su prevención por ser políticamente correctas, lo que hace que se extrañe este tipo de películas que pertenecen al pasado. Y es que la cinta de Petrie parece un producto de esos que se encontraban en los Blockbuster, y que servían para amenizar una reunión de amigas o para acompañar las noches de soledad y despecho.

Nuestra pequeña Italia es dulzona, predecible y cursi. Pero, al mismo tiempo, le da calor al corazón y es tan deliciosa como las tajadas de pizza rústica que sus personajes cocinan y saborean una y otra vez.   

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.