El Hoyo (The Platform) (2020)

En esta época de confinamiento, ¿qué mejor que ver una película de terror sobre un hombre confinado y víctima del hambre, la desesperación y el egoísmo de su prójimo?

Director: Galder Gaztelu-Urrutia

Ivan Massagué, Zorion Eguileor, Antonia San Juan, Alexandra Masangkay, Emilio Buale

Como si se tratara de un episodio especial de Black Mirror (sin el componente tecnológico) o de Dimensión desconocida (sin el vuelco sorpresivo), se presenta en Netflix El hoyo, el primer largometraje dirigido por el español Galder Gaztelu-Urrutia.

Esta película de tono kafkiano (algunos podrían decir orwelliano), que bebe de cintas de ciencia ficción distópica con un fuerte mensaje sociopolítico como Delicatessen, Cube, Snowpiercer o High Rise, nos muestra a un hombre llamado Goreng (Iván Massagué), confinado en una especie de prisión dividida por niveles (o estratos) verticales, en donde los niveles superiores están habitados por los privilegiados y los últimos por los más miserables.

Curiosamente, Goreng se sometió de manera voluntaria a su confinamiento (su propósito es el de obtener un “título homologado” el cual, supuestamente le será entregado después de pasar un tiempo en esta prisión, llamada en la película como un “centro vertical de autogestión”). Pero lo cierto es que El hoyo se parece mucho a los experimentos sociales que psicólogos, sociólogos y antropólogos suelen desarrollar para tratar de resolver el eterno dilema sobre si el ser humano es bueno pero la sociedad lo corrompe o si, por el contrario, el ser humano es malo por naturaleza y se necesita de la norma y la sanción social para que actúe de una manera “civilizada”.

Mes a mes a Goreng se le asigna un nivel al azar. El problema es que una plataforma con una gran cantidad de comida desciende desde el primer hasta el último nivel, para que cada persona pueda ser alimentada. Como era de esperarse, los habitantes de los primeros niveles (los privilegiados) devoran de una manera desconsiderada el opulento festín, dejando a los habitantes de los niveles inferiores con las sobras (la clase media), y dejando a los residentes de los últimos niveles (los miserables) sin nada que comer. Es así que el hambre y el instinto por sobrevivir, hacen que afloren el sadismo y el salvajismo que se encuentran en el interior de cada ser humano.

Goreng es un hombre noble y solidario, pero su convivencia con un siniestro compañero de nivel llamado Trimagasi (un perturbador Zorion Eguileor), comienza a afectar su modo de pensar, así como su manera de actuar. Trimagasi no es la única persona con la que Goreng convive. También se encuentra Miharu (Alexandra Masangkay), una mujer salvaje que viaja en la plataforma buscando a un supuesto hijo perdido; Imoguiri (Antonia San Juan), la mujer que le hizo su entrevista de admisión y quien se recluyó por cuenta propia luego de enterarse que padecía de cáncer; y Baharat (Emilio Buale), un hombre dispuesto a todo para escapar de ese infierno dantesco.

Es una lástima que El hoyo termine sucumbiendo a los recursos del “gran guiñol” (escenas de gore, canibalismo y escatología) y nos deje con un final ambiguo que, en últimas, no termina proponiendo nada verdaderamente interesante (más parece una estrategia diseñada para una secuela). Lo que parecía ser un profundo discurso sobre el darwinismo disfrazado de cinta de ciencia ficción, termina pareciéndose más a un hijo bastardo de la franquicia de Saw o de Resident Evil.

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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