The Great Dictator (El gran dictador) (1940)

Dirección: Charles Chaplin
Charles Chaplin, Paulette Goddard, Jack Oakie

La similitud entre el bigote de Adolf Hitler y el de Charles Chaplin (algo que el director Alexander Korda le hizo notar a Chaplin) es la base de esta popular comedia acerca del intercambio de identidades entre un barbero judío y un gran dictador llamado Hynkel.

Estrenada meses antes de la intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, con el presupuesto más alto para una película de Chaplin y la primera película sonora del director, The Great Dictator significó un trabajo lleno de controversias. Hitler mismo prohibió la película en Alemania y en todos los países ocupados por los Nazis (se dice que la vio dos veces). No sería sino hasta 1958 que la cinta se estrenaría en Alemania.

The Great Dictator se realizó antes de la invasión a Polonia y del holocausto judío y fue el más grande éxito de taquilla para el talentoso director y actor. Pero si se toma distancia y se revisa la película por lo que es, se encontrará que no es demasiado divertida, no evidencia el enorme talento de Chaplin y peca de exceso de metraje. Su valor está en la experimentación de Chaplin con el sonido, en un discurso hecho en un “falso alemán” el cual es el núcleo de la cinta. Así mismo, el discurso final y serio de tres minutos de duración de Chaplin, quien deja de asumir un personaje para dar su opinión sobre la guerra, sigue estando vigente.

En últimas, The Great Dictator continúa siendo el trabajo sobrevalorado de un gran director, que gracias a los largometrajes City Lights (su obra maestra definitiva), The Kid, The Gold Rush, Modern Times y The Circus demostró y ganó su puesto de figura inmortal de la pantalla grande.

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.