Taboo II (Tabú II: El regreso) (1982)

La secuela de Taboo se aparta de la angustia psicológica del original y se sumerge en una espiral de erotismo sin restricciones, donde la escena del masaje protagonizada por Kay Parker y Juliet Anderson se erige como el clímax emocional y físico de la película.

Director: Kirdy Stevens

Kay Parker, Dorothy LeMay, Juliet Anderson, Honey Wilder, Eric Edwards, Kevin James

La secuela Taboo II llega para continuar la controversia planteada por su predecesora, un hito del cine para adultos en la década de 1980. Si bien el primer Taboo fue un relato cargado de ansiedad y prohibiciones, el segundo capítulo parece haberse rendido ante la exageración. El filme se centra más en el placer explícito que en la lucha interna de sus personajes, llevando a sus protagonistas a una espiral de relaciones sexuales sin restricción. En el proceso, la película cambia la reflexión sobre los límites de la moral por una atmósfera de camp que, aunque divertida, carece del matiz psicológico que marcaba al original. Y la verdad, no hay nada malo en ello.

La película sigue a Barbara (Kay Parker), quien ahora, sin su hijo Paul, vive con su amiga Gina (Juliet Anderson). La trama se desplaza hacia la familia McBride (Dorothy LeMay, Honey Wilder, Kevin James y Eric Edwards), donde el incesto corre como un río subterráneo que conecta a los diferentes miembros, generando una desconcertante variedad de encuentros entre padres, hijos y amigos. Aquí es donde la película se aleja de las convenciones narrativas y se acerca al espectáculo puro, con la inclusión de escenas de sexo desinhibidas, pero a menudo vacías en términos de desarrollo de personajes.

Lo mejor de la película, como era de esperarse, no son las complicaciones emocionales de los personajes ni el desarrollo dramático, sino una de las escenas más destacadas de la película: el masaje que se da entre Barbara y Julie. Esta escena, cargada de sensualidad y acción explícita, se eleva gracias a la química entre las dos actrices, quienes, a través de su actuación, logran crear una atmósfera cargada de intimidad. El masaje, que comienza como una interacción aparentemente inocente (al que luego se añade el personaje de Junior interpretado por Kevin James), se convierte rápidamente en una muestra de erotismo que desafía las convenciones del cine para adultos de la época, llevando al espectador a un clímax emocional y físico.

El papel de Kay Parker, aunque limitado en comparación con el primer filme, sigue siendo crucial. Sin embargo, es Juliet Anderson, como Gina, quien se convierte en el alma de la película. Su personaje, la amiga que acompaña y guía a Barbara, es la que aporta una capa de libertad y mucha picardía a una historia que, por lo demás, carece de una estructura sólida. Anderson no solo da vida a su personaje con una sensualidad innata, sino que también le aporta una dosis de humanidad.

En términos de dirección, Kirdy Stevens logra mantener el ritmo a pesar de la falta de un conflicto claro y un desarrollo coherente. En lugar de exploraciones filosóficas o psicológicas, el enfoque de Stevens está en el entretenimiento directo, el sexo explícito y la transgresión. En cuanto a la producción, el cine de los años 80 tiene un sabor peculiar en el tratamiento visual de las escenas, con una iluminación tenue y una paleta de colores cálidos que acentúa la atmósfera de sensualidad y lujuria.

Taboo II es una secuela que, aunque no logra superar el impacto de su antecesora, sigue siendo un referente dentro del cine para adultos de su época. La película se deja llevar por el erotismo desmedido, dejando atrás el conflicto emocional que hacía única a la primera entrega. No obstante, la escena del masaje, junto con la actuación de Juliet Anderson (y una grata aparición de la mamá favorita del cine para adultos, Honey Wilder), elevan el filme a un nivel de placer visual que es imposible ignorar.

Sobre André Didyme-Dôme 1941 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para las revistas ROLLING STONE Y THE HOLLYWOOD REPORTER EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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