Las celebradas memorias del escritor Amos Oz se convierten en una maravillosa película, gracias al talento de la actriz Natalie Portman, quien a su vez debuta como directora.
Director: Natalie Portman
Natalie Portman, Amir Tessler, Gilad Kahana
La ópera prima de Natalie Portman como directora, es una cinta hablada completamente en hebreo y adaptada del libro Una historia de amor y oscuridad, publicada en el 2002 por el prestigioso autor israelí Amos Oz, basado en sus propias experiencias de vida.
Portman (quien también escribió el guion), nos muestra a un Amos joven (Amir Tessler), creciendo en Jerusalén antes de la constitución del estado de Israel. Sus padres, dos sobrevivientes del holocausto nazi, ahora se encuentran refugiados en Palestina, en ese entonces regida bajo el gobierno británico. Arieh, el padre (Gilad Kahana) es un hombre académico y poco emotivo. Fania, la madre (Portman), es una mujer fuerte y apasionada, que le enseña a Amos el amor por la literatura y quien desearía tener como esposo a una persona diferente.
Portman nos cuenta su relato a través del punto de vista de Amos, de tal modo que el espectador solo verá lo que el niño alcanzar a ver y comprender. Es así que Fiona, quien comienza a sufrir de una depresión profunda debido a sus frustraciones y sueños no realizados, es vista por Amos como una madre que deja de contarle unas historias llenas de optimismo, para reemplazarlas por relatos oscuros y asociados con ideas suicidas. Asimismo, Amos es testigo de las auto agresiones físicas infligidas por su madre, de cómo ella instiga para que su esposo se entregue a otra mujer, mientras que es maltratado en la escuela y obligado por insurgentes para que se partícipe indirecto de actos de terrorismo.
El sesgo de la película de Portman es indudable (además de ser una actriz exitosa, ella se graduó en Harvard como psicóloga). Por eso es que las memorias de Oz se convierten aquí en un retrato sobre los efectos devastadores que una madre perturbada emocionalmente ejerce sobre la psique de su hijo. Aquí no hay sermones, ni discursos sanadores, como tampoco personajes que aparecen para salvar al pequeño Amos. Tan solo unas imágenes de una gran belleza (cortesía de Slawomir Idziak), que contrastan con la inmensa tristeza del proyecto de amor y oscuridad confeccionado por Portman.
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