Director: Dick Carruthers
Cuenta la leyenda que en 1966, en la ciudad de Birmingham, una trabajador y guitarrista llamado Tony Iommi perdió la punta de dos dedos de la mano derecha en una fábrica metalúrgica. Inspirado en Django Reinhardt, un guitarrista que solo usaba dos dedos, Iommi comenzó a tocar con una prótesis que generó un sonido fuerte y metálico, que más adelante vendría a conocerse como Heavy Metal.
50 años después, Tony Iommi, junto a los miembros originales de su agrupación Black Sabbath (el cantante Ozzy Osbourne y el bajista Geezer Butler), se despiden de los escenarios después de 13 álbumes grabados (el baterista Bill Ward no participó de este concierto).
Dick Carruthers (director del clásico rockumental de Led Zeppelin The Song Remains The Same), muestra a una banda que en su último concierto ante 16.000 personas suena maravillosamente, además de intercalar los números musicales con una serie de entrevistas reveladoras que nos muestran a Osbourne, Iommi y Butler hablar sobre sus orígenes, su pasión por el fútbol (“¡Aston Villa es más importante que Black Sabbath!”), sus vicios, su equívoca conexión con el satanismo y los mensajes sociopolíticos de las letras de sus canciones. Sin embargo, la película omite hablar sobre el despido de Ozzy de la banda y sobre la participación de cantantes como el fallecido Dio en las alineaciones posteriores de Black Sabbath.
Si usted es fanático de Black Sabbath, se va a estremecer escuchando los clásicos como Iron Man, War Pigs y Paranoid. Pero si usted es un novato, probablemente quedará seducido por la banda al escuchar la peculiar voz de Ozzy, la poderosa guitarra de Iommi y el espectacular bajo de Butler.
P.d. Quédese hasta el final de los créditos, para más entrevistas y unos imperdibles números musicales.
