Guillermo Pfening nos ofrece una gran interpretación protagonizando la historia de un actor argentino que busca triunfar en Nueva York, que a su vez sirve para denunciar el racismo, sexismo y la xenofobia a la que se enfrentan todos los inmigrantes.
Dirección: Julia Solomonoff
Guillermo Pfening, Rafael Ferro, Paola Baldion
Nadie nos mira es la tercera película de la directora argentina Julia Solomonoff (Hermanas, El último verano de la boyita) e incluye una poderosa actuación por parte de Guillermo Pfening (El doctor alemán), interpretando a Nico, un actor latino y gay que intenta sobrevivir en Nueva York.
Nico es el protagonista de una telenovela muy popular en Argentina, pero su romance con Martín, el director (Rafael Ferro), hace que este abandone su fama en latinoamérica para ir a buscar un lugar en el mercado norteamericano, sin mucha fortuna. Mientras que le dice a su madre que todo está viento en popa, Nico trabaja como niñero y en un restaurante como mesero para sobrevivir, al igual que aprovecha de vez en cuando para robar en las tiendas. En las audiciones a las que se presenta, el hecho de que sea latino, pero blanco y rubio, no le ayuda mucho. Rápidamente, Nico pasa de ser un actor observado por muchos, a una persona a la que casi nadie mira.
La cinta de Solomonoff (argentina residente en Nueva York) es precisa y elocuente a la hora de mostrarnos los avatares de un actor que busca entrar en el competido círculo del cine y la televisión de habla inglesa. Pero la ambición de la directora va más allá, ya que intenta mostrarnos la dolorosa experiencia de la migración, la cual, en los países del primer mundo, a menudo viene contaminada de racismo, sexismo y xenofobia. Asimismo, la obsesión por el éxito puede hacer que el inmigrante se hunda en un mundo de mentiras, muchas veces reforzadas por la hipocresía de las personas que lo rodean.
La actuación irregular de algunos secundarios y el exceso de metraje, pueden llegar a afectar a la cinta. Sin embargo, la soberbia actuación de Pfening (obtuvo el Premio al Mejor Actor en el Festival de Tribeca por esta cinta), el elegante trabajo de cámara de Lucio Bonelli y el sólido e inteligente trabajo de dirección de Solomonoff, hacen de Nadie nos mira, un trabajo amargo, conmovedor y, sobre todo, pertinente.
