En clave de Spaghetti Western contemporáneo, el director italiano Stefano Sollima asume las riendas de la saga de Sicario, para contarnos un relato violento, desencantado y contundente, que goza de las magníficas actuaciones de Josh Brolin y Benicio Del Toro.
Dirección: Stefano Sollima
Josh Brolin, Benicio Del Toro, Isabela Moner, Jeffrey Donovan, Catherine Keener
El director Denis Villeneuve nos sorprendió con un grandilocuente, inteligente, tensionante e incendiario thriller policíaco llamado Sicario, que abordó toda la crueldad, hipocresía y corrupción inherente a los carteles de la droga y a la guerra gubernamental contra ellos.
En la primera parte, la historia giró en torno a Kate Mercer, una agente del FBI (interpretada por Emily Blunt) quien descubre ese territorio más negro que gris al interior del problema del narcotráfico. Ahora, la secuela se centra en los personajes de Matt Graver, una especie de mercenario encargado de realizar trabajos sucios para el gobierno norteamericano y en Alejandro, un abogado quien después de una tragedia familiar se convirtió en un asesino en busca de retribución.
Reemplazando a Villeneuve, el director italiano Stefano Sollima (entrenado en series de televisión como La Squadra, Crimes, Romanzo Criminale y Gomorrah e hijo del director de westerns Sergio Sollima), asume a la secuela de Sicario como si fuera un Spaghetti Western contemporáneo, compartiendo con las obras de Sergio Leone y Bruno Corbucci la atmósfera desencantada, los personajes unos menos malos que otros, la violencia lista para hacer erupción y la banda sonora que ayuda a engrandecer la historia.
Aunque Sollima no llega al nivel poético de Villeneuve, su cinta cargada de fuerza, masculinidad, elegancia, perversión y carga política, se convierte en una digna sucesora de la obra original. El guión del actor y director Taylor Sheridan (escritor de la primera cinta y de las magníficas cintas neo-noir Hell or High Water y Wind River) acerca de un Ministro de Defensa Norteamericano (Matthew Modine), que busca crear una guerra entre carteles ordenando a Graver para que dirija una misión secreta que consiste en secuestrar a Isabel Reyes (una excelente Isabela Moner), la hija adolescente de un capo del cartel mexicano, contiene todos los elementos de esa Norteamérica cruel y xenófoba que quiere ser grande de nuevo sin importar los medios para lograr su objetivo. Sheridan es un maestro en ilustrar esa «Norteamérica fea» de la «Era Trump» y es precisamente eso lo que lo ha convertido en uno de los autores más interesantes del cine norteamericano actual.
Josh Brolin, quien hace poco nos sorprendió con unas sólidas interpretaciones de personajes de cómic (Thanos para Avengers: Infinity War y Cable para Deadpool 2), vuelve a mostrar su profesionalismo con el personaje de Graver, aumentando su fuerza, su intensidad y su conflicto interno. Del mismo modo, Benicio Del Toro asume a su Alejandro con las mismas características que le dan a su personaje la misma complejidad obtenida con ese policía Javier Rodríguez que confeccionó tan bien en la magnífica Traffic (el cual le dio un Oscar a Del Toro como Mejor Actor de Reparto).
Sicario Day of the Soldado puede que sufra por la ausencia del director de la cinta original, pero no por eso debe descartarse. Es una obra contundente, fuerte y violenta, que ilustra con elocuencia los tiempos oscuros que se están viviendo.