Juliette Binoche nos ofrece una actuación magistral en una cinta que habla sobre la dependencia emocional de la mujer tras la fachada de “película feminista”.
Dirección: Claire Denis
Juliette Binoche, Xavier Beauvois, Philippe Katerine
Sigmund Freud alguna vez se preguntó: «¿qué quieren las mujeres?» A semejante pregunta podríamos contestar: «encontrar al amor de su vida». Sin embargo, a esa respuesta le podríamos añadir un nuevo interrogante: «¿Qué es el amor de la vida?»
Esta última pregunta trata de ser respondida en Un Bello Sol Interior, una cinta que narra la historia de Isabelle, una mujer a la que se le escurren las lágrimas día y noche porque no ha podido encontrar al «amor de su vida». A Isabelle no le faltan candidatos. Está involucrada con un banquero que la trata como una posesión más, con un actor de teatro inmerso en su propio melodrama, con un hombre cuyo único mérito es que bailó con ella su pieza musical favorita, con su ex-esposo con el que comparte la custodia de su única hija y del que todavía depende económica, sexual y emocionalmente, y con el encargado de un museo que siempre tiene la respuesta apropiada para todas sus neurosis e impulsividades.
Un Bello Sol interior es una película que deconstruye los discursos aparentemente feministas de aquellas cintas en las que la mujer busca “el amor verdadero”. El personaje de Isabelle (confeccionado de una manera sublime por la gran Juliette Binoche) es una madre con poco o nada de instinto maternal, es una artista a la que le gusta experimentar y es una persona que disfruta y necesita del sexo. Sin embargo, en el fondo es una mujer que ya no es tan joven y que busca desesperadamente a un hombre que se comprometa con ella para poder sentirse completa, realizada y feliz. Este no es un relato de emancipación y empoderamiento femenino. Es en realidad, un relato sobre una mujer con una fuerte dependencia emocional.
Cabe recordar que esta cinta es dirigida por una mujer y es nada menos de Claire Denis, una autora inteligente quien no tiene ningún recato para abordar y explorar de una manera cruda y sin concesiones, los rincones más oscuros del alma y del corazón femenino, como ya lo hizo en cintas memorables con títulos como Chocolat, Amor Caníbal y Viernes en la Noche.
El aire perverso que exuda Un Sol Interior, también se debe a su fuente de inspiración, el cual es Fragmentos de un Discurso Amoroso, el famoso ensayo de Roland Barthes publicado en 1977, en el que el semiólogo revela, casi de manera inconsciente, cómo «amar es siempre el deseo de ser amado en respuesta, de que la persona de quien te enamoras te haga sentir, al amarte, que tienes valor a sus ojos«.
El retrato femenino propuesto por Claire Denis es uno de desesperación, de inestabilidad, de temor por la pérdida de la juventud y de fe ciega, que llega a su clímax en la parte final de la cinta en el que la Binoche le pide consejo a un oráculo ilusorio, encarnado por ese otro grande del cine francés llamado Gérard Depardieu.
Puede que el espectador desprevenido asuma a Un Bello Sol Interior, como la búsqueda de una mujer por encontrar el amor ideal (al mejor estilo de cintas como Under A Tuscan Sun o Eat Pray Love). En realidad, la cinta de Denis nos muestra cómo las mujeres no deben buscar el sentido de sus vidas en el «rapto» de un hombre que les haga perder el control de sí mismas, y mucho menos sentirse desesperadas ni vacías por ello.
