La actualización de la obra de Federico García Lorca, es perfecta en todo sentido y más que apropiada para que las personas alejadas del teatro sean seducidas.
Dirección: Simon Stone
Billie Piper, Brendan Cowell, John Macmillan, Maureen Beattie
En 1934, el español Federico García Lorca escribe Yerma, una obra de tres actos descrita por el autor como un “poema trágico”, acerca de una mujer que desea ser madre y que no lo logra, convirtiéndose su deseo en una obsesión que la lleva a la locura.
Billie Piper (efímera estrella Pop de finales de los noventa y conocida como actriz por la serie de televisión Penny Dreadful), protagoniza a esta mujer en la adaptación del director Simon Stone (The Daughter). El resultado es una interpretación magistral que será recordada por años.
Piper es una de las principales razones que permite que el experimento de desarrollar la obra de Lorca en el Londres actual sea todo un éxito. Los puristas se agarrarán de la silla al descubrir que esta Yerma es una bloguera feminista, cuya pareja John, encarnada magníficamente por Brendan Cowell (Harrag de Game of Thrones), no entiende cómo esta mujer empoderada y de mente abierta comienza a sucumbir gradualmente a su deseo por ser madre.
La obra de Stone está llena de elipsis irregulares que nos muestran a través del tiempo (unas horas, unas semanas, unos meses, unos años) los cambios en la personalidad de su protagonista y de las personas que la rodean (su pareja, su ex novio, su madre, su hermana, su mejor amiga y asistente). Y el escenario minimalista a cargo de Lizzie Clachan (conformado en su mayoría por espejos), es más que efectivo a la hora de mostrarnos cómo el instinto y las convenciones sociales bullen en el interior de esta mujer.
El experimento de llevar a nuestros tiempos una obra desarrollada a principios del siglo XX en el ambiente rural de España es todo un éxito y permite que la obra de Lorca continúe vigente. Su crudeza, franqueza, potencia y vitalidad continúan intactas y el resultado es una obra de teatro inmaculada y con un alto sentido de la perfección. Imperdible.