Javier Bardem nos ofrece una interpretación memorable encarnando al infame capo colombiano Pablo Escobar en una cinta basada en las memorias de su amante Virginia Vallejo.
Dirección: Fernando León De Aranoa
Javier Bardem, Penélope Cruz, Peter Sarsgard
Virginia Vallejo, la hermosa presentadora de la televisión colombiana, escribe en el 2007 las memorias tituladas Amando a Pablo, odiando a Escobar, en las que revela su relación amorosa con uno de los capos más conocidos de la historia, cabeza del llamado Cartel de Medellín, en un vínculo tormentoso que mantuvo de 1983 a 1987. Actualmente se encuentra asilada en Estados Unidos por haber colaborado con las autoridades norteamericanas, declarando en contra de su ex amante.
El director español Fernando León de Aranoa (autor de la excelente Los lunes al sol), adapta el libro y lo convierte en todo un épico del cine de gánsteres, con Javier Bardem interpretando a Pablo Escobar y a Penélope Cruz (actual pareja de Bardem) como Virginia Vallejo.
En la cinta de Aranoa poco conoceremos sobre la vida de Vallejo y tampoco veremos mucho de la perspectiva de la periodista y presentadora sobre Pablo Escobar. Tampoco se abordarán los elementos más controversiales del libro que involucran directamente al capo con tres expresidentes colombianos. Pero lo que sí veremos es una interpretación magistral por parte de Javier Bardem.
Bardem asume a Escobar como lo que fue: un sociópata de gran carisma, que sin ningún problema pasaba de ayudar a los desfavorecidos a ejecutar con saña y crueldad a cualquiera que interfiriera en sus objetivos criminales. Pero su logro está en transmitir su atractivo y el miedo que infundía por partes iguales, mostrándonos la furia animal de su personalidad gracias a una expresión corporal detallada, a una mirada más que amenazante y a una forma de hablar que va más allá del manejo de un acento.
Puede que Cruz no se parezca físicamente a Vallejo, pero su interpretación de una mujer materialista y narcisista enamorada del dinero y de lo que este puede conseguir es sólida y, al mismo tiempo, compleja. Sin embargo, el dueño del espectáculo es definitivamente Javier Bardem. Su actuación es impecable y de un gran poderío.
Es una pena que Escobar, la traición no posea el nivel poético de los grandes clásicos del cine de mafiosos como El padrino, Scarface, Miller’s Crossing, Heat o Buenos muchachos y descuide el trasfondo psicológico de sus protagonistas, pero lo cierto es que esta es una película que le presta atención al detalle, que logra un muy buen retrato de un personaje detestable y que se apoya acertadamente en unos actores que logran dar lo mejor de sí para que la película logre el objetivo de hacer ver cómo el verdadero problema del narcotráfico radica en una criminalidad salvaje que se origina y es promovida tanto por los consumidores como por los productores y comerciantes.