El actor y director Frank Dubosc nos presenta una hilarante comedia en la que un hombre superficial, misógino y mentiroso se hace pasar por parapléjico para seducir a una chica.
Dirección: Frank Dubosc
Franck Dubosc, Alexandra Lamy, Elsa Zylberstein, Caroline Anglade
En estos tiempos donde ya no se puede decir nada por miedo a ser políticamente incorrecto, vale la pena elogiar la valentía del director, actor y guionista Frank Dubosc, quien nos presenta Amor sobre ruedas, una comedia romántica que no teme ofender.
Dubosc, famoso en Francia gracias a su papel en la saga de cintas Camping, interpreta en Amor sobre ruedas (su ópera prima como director) a Jocelyn, un exitoso hombre de negocios y director de una compañía de zapatos deportivos, quien tiene una actitud frívola frente a la vida, goza de decir mentiras a diestra y siniestra y que ve a las mujeres desde un punto de vista lujurioso, materialista y hedonista.
Cuando su madre fallece, Jocelyn visita la casa de ella y se sienta en su silla de ruedas, en el preciso momento en el que llega la bella vecina Julie (Caroline Anglade) y lo confunde con un hombre parapléjico, ante lo cual Jocelyn sigue la corriente, con el ánimo de generar compasión en ella y poder llevársela a la cama.
Julie invita al supuesto hombre en silla de ruedas a una comida con su familia. En dicha cena, Jocelyn se da cuenta que todo fue un ardid de Julie para presentarle a su hermana Florence (Alexandra Lamy), quien de verdad es parapléjica.
Lo que sigue es altamente predecible, pero lo que hace de Amor sobre ruedas todo un deleite es su ritmo, sus situaciones jocosas, sus buenas actuaciones y un descaro a la hora de abordar temas como el machismo y la misoginia, la discapacidad motora, la sexualidad humana y la religión, que recuerdan los mejores momentos de la comedia de los hermanos Farrelly (Loco por Mary).
El humor no puede ni debe ser políticamente correcto para ser efectivo. Es por esta razón que en la actualidad escasean las buenas comedias. Por eso es más que bienvenida esta comedia de Dubosc, que, aunque sigue la tradicional línea narrativa de los Rom-Coms, también sabe resaltar con agudeza y desde una dimensión humana los vicios y defectos de sus protagonistas.