La directora Daniela Abad vuelve a escarbar al interior de su familia con la increíble historia de su enigmático abuelo.
Dirección: Daniela Abad Lombana
En Cartas a una sombra, Daniela Abad recurre al libro El olvido que seremos, escrito por su padre, para rendirle un homenaje cinematográfico a su abuelo, un ilustre pionero en el campo de la salud y defensor de los derechos humanos, quien muriera asesinado en 1987.
Ahora, la directora nos cuenta la historia de su abuelo materno en su segundo largometraje documental titulado The Smiling Lombana (nombre con el que se referían al abuelo de Daniela en los Estados Unidos).
Mientras que Héctor Abad Gómez fue un hombre de una conducta intachable, el cartagenero Tito Lombana pasó de ser un reconocido artista, para convertirse en un infame delincuente.
Como una evidencia más de que la realidad supera a la ficción, la película de Daniela Abad nos muestra como su abuelo materno, de origen humilde, se convierte en un talentoso escultor autodidacta quien a los dieciocho años obtiene el primer premio del Salón Nacional de Artistas. Gracias a una beca viaja a España, donde conoce a Laura, una italiana que más tarde se convertiría en su esposa y que introduce a Tito al mundo de la estética y de la vida de lujos. Es así que Tito, ya con dos hijas, regresa a Colombia obsesionado por el dinero, lo que lo lleva a trabajar como decorador para individuos de dudosa reputación y a asumir una doble vida a espaldas de su familia, que lo lleva a ser detenido en los Estados Unidos, acusado de narcotráfico en la década de los setenta.
Se agradece la honestidad y la intención de no juzgar del documental (algo difícil y doloroso para una mujer que hace una película sobre su abuelo), así como los valiosos testimonios de los hermanos de tito, su esposa (que participa solamente con su voz) y de una de sus hijas (la madre de Daniela no quiso participar). Del mismo modo, las entrevistas realizadas a los abogados norteamericanos Sam Alba y David Zapp (quienes asumieron en su época el caso), le dan un aire policiaco y de película de mafia a The Smiling Lombana y permiten dilucidar el lado oscuro de un enigmático personaje que siempre tenía una sonrisa dibujada en el rostro para ocultar sus ideas e intenciones.
Es comprensible que el documental termine siendo discreto a la hora de ahondar en la dimensión delictiva del abuelo de la directora (los espectadores sin escrúpulos quedamos con ganas de saber más sobre la segunda casa de Tito, su conexión con un burdel de Medellín y sobre sus nexos específicos con los capos de la droga), pero aunque en algunos momentos la película asume una estructura de thriller con ingredientes de suspenso y vuelcos sorpresivos, en su mayor parte termina optando por una estructura canónica de crónica periodística (con sus largas entrevistas, imágenes de apoyo y sus voces en off) que poco le favorece.
The Smiling Lombana pide a gritos convertirse en una cinta argumental. Los amantes de las películas de mafia saldrán de la sala de cine imaginándose a esta interesante historia de un hombre talentoso, misterioso y ambicioso que tuerce su camino por el amor al dinero, convertida en una película de Scorsese, De Palma o Mann o en una serie al estilo de Breaking Bad o Better Call Saul. El material en bruto está listo ser esculpido.