High Flying Bird (2019)

André Holland, el actor de Selma, 42 y Moonlight, demuestra su inmenso talento interpretativo en una estupenda cinta sobre el negocio del baloncesto, dirigida por el “padre” del cine independiente de los años noventa.

Director: Steven Soderbergh

André Holland, Melvin Gregg, Zazie Beetz, Bill Duke, Kyle MacLachlan, Zachary Quinto, Sonja Sohn

Steven Soderbergh, quien había anunciado su retiro del cine, vuelve con una película para Netflix que nos recuerda por qué su nombre debe ser mencionado de forma obligatoria cuando se habla del cine independiente.

Del mismo modo como su cinta The Girlfriend Experience nos mostró cómo el sexo ha sucumbido al capitalismo, Soderbergh nos muestra en High Flying Bird, cómo el baloncesto ha perdido su magia, convirtiéndose en una industria sin alma.

Su protagonista es Ray Burke (André Holland), un agente deportivo que se encuentra en un aprieto: la NBA lleva casi seis meses en paro. Su cliente, un joven y talentoso jugador llamado Erick Scott (Melvin Gregg), no ha podido ingresar a las grandes ligas por la situación en que se encuentra la liga de baloncesto. Pero Ray, quien se encuentra en graves aprietos económicos y con su trabajo pendiendo de un hilo, tiene un plan.

Ray quiere iniciar una revolución, la cual parte de un interrogante fundamental: ¿Por qué el baloncesto está en las manos de los grandes empresarios y no en las manos de los jugadores, que es donde debería estar?

El agente busca aliados en la ambiciosa asistente Sam (Zazie Beetz), en el veterano entrenador Spence (Bill Duke) y en su ex-esposa Myra (Sonja Sohn), quien trabaja como negociadora, así como en su cliente Erick. El revolucionario plan de Ray comienza cuando Erick y otro jugador llamado Jamero Umber (Justin Hurtt-Dunkley) se enfrentan uno al otro en un reto deportivo que es grabado por sus fanáticos y que termina viéndose en la red por más de 20 millones de espectadores. Ray piensa en ofrecer la transmisión de juegos a las plataformas de streaming como YouTube, Hulu, Snapchat y, por supuesto, Netflix, mientras la NBA sigue en paro, de esa forma el dinero llegará directamente a los jugadores y no a la liga.

Soderbergh, bajo el seudónimo de Peter Andrews, grabó toda la película con un iPhone 8 (siendo la segunda vez que lo hace, luego de Unsane). Gracias a su talento como fotógrafo, la cinta rara vez luce barata. El elenco de actores (que también incluye a Kyle Maclachlan y a Zachary Quinto, interpretando a esos poderosos empresarios que Ray quiere derrocar), dan lo mejor de sí en cada uno de sus papeles. El guion de Tarell Alvin McCraney (coautor de Moonlight) y basado en una historia sugerida por el actor Andre Holland, en ningún momento es condescendiente con el público, apelando a la inteligencia del mismo. Y la presencia de verdaderos jugadores de la NBA como Reggie Jackson, Karl-Anthony Towns y Donovan Mitchell, le da a la película una poderosa base de realismo.

Pero la cereza en el postre está en un maravilloso vuelco sorpresivo el cual, a su vez, es también una invitación para leer el libro de un famoso sociólogo sobre las experiencias de los deportistas afroamericanos. Gracias a la energía, astucia y sentido de la ironía de Soderbergh, High Flying Bird (título inspirado en una canción de Richie Havens), es una película que vuela alto y logra anotar con maestría.

Sobre André Didyme-Dôme 1646 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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