El mundo de los vivos se yuxtapone con el mundo de los muertos y una chica debe resolver el misterio detrás de todo antes de que sea demasiado tarde.
Dirección: Scott Speer
Bella Thorne, Richard Harmon, Dermot Mulroney, Amy-Price Francis
La maldición es un ejemplo de cómo una premisa interesante termina siendo víctima de los lugares comunes del género. Bella Thorne interpreta a Veronica Calder, una chica que cuando era niña sobrevivió junto con su madre (Amy Price-Francis) a un evento devastador que eliminó a más de la mitad de los habitantes de Chicago. Ahora, los residentes de Jewel City son acompañados por los “remanentes”, unas apariciones espectrales de las víctimas que murieron en el trágico evento. Estos remanentes son vistos por todos y repiten una y otra vez rutinas que llevaban a cabo cuando estaban vivos, como el papá de Veronica, quien todas las mañanas aparece en la mesa del comedor leyendo el periódico.
¿Cuáles son los efectos psicológicos de las personas que ven una y otra vez a sus seres amados haciendo lo que solían hacer? ¿Cómo saber de verdad quién es un ser vivo y quién es un espectro? A La maldición poco le importa profundizar en estos aspectos, ya que es una cinta de terror sobrenatural dirigida a adolescentes y no es una película de ciencia ficción dura que indague sobre los misterios de la existencia. Lo que podría haber sido una versión ligera de Solaris termina convirtiéndose en un remedo burdo de Ghost con muy poco de romance.
A Veronica se le aparece en su baño un joven remanente que intenta comunicarse con ella y advertirle de un peligro inminente, algo que se supone no hacen estas apariciones. Es así que, para resolver el misterio, la chica recibe ayuda de dos supuestos aliados: el primero es el profesor August Bittner, quien se muestra amable y comprensivo tanto con Veronica como con todos los estudiantes; y el segundo es Kirk Lane, un adolescente problemático obsesionado con los remanentes y que fue trasladado de escuela debido a un secreto oscuro. Uno de ellos no es lo que parece ser y si el espectador se sorprende ante la revelación, es porque ha visto muy poco cine en su vida.
El director Scott Speer (Step Up Revolution, Midnight Sun) sucumbe ante las estructuras narrativas típicas de las cintas de suspenso sobrenatural y selecciona del libro del novelista Daniel Waters Break My Heart One Thousand Times, los elementos menos interesantes y más reiterativos (dos jóvenes resolviendo un misterio, seres sobrenaturales advirtiendo sobre amenazas, la moraleja de “debemos dejar ir”), convirtiendo a La maldición en un trabajo mediocre que pudo haber sido mejor si se hubieran asumido riesgos y si se hubiera atrevido a profundizar en lo realmente importante de su propuesta, sin subvalorar la inteligencia del público a la que va dirigida.