Gueule D’Ange (Cara de ángel) (2019)

Marion Cotillard y la actriz infantil Ayline Askoy-Etaix se lucen en un duro drama sobre el abandono infantil.

Director: Vanessa Filho

Marion Cotillard, Ayline Aksoy-Etaix, Alban Lenoir

El primer largometraje de Vanessa Filho como directora cuenta una historia desgarradora acerca de una niña de ocho años de edad abandonada por su madre soltera. Marlène, la madre en cuestión es interpretada por la gran Marion Cotillard y Elli, la niña es encarnada magistralmente por la actriz infantil Ayline Askoy-Etaix.

Aunque tiene más de treinta años, Marlène parece un rezago de la década anterior, ya que comparte el mismo hedonismo de muchas de las jóvenes de la “década cero:” consumo desenfrenado de alcohol, fiestas interminables, materialismo rampante, pasión por los reality shows, sexo indiscriminado y maternidad irresponsable.  Su hija, pese a la corta edad, ya está acostumbrada a la pesada rutina de su madre. De hecho, le ayuda a despertarse y a mentir cuando las personas de servicio social llegan a la casa a inspeccionar la calidad del entorno familiar.

La hipocresía y las contradicciones características de la década que dio inicio al nuevo milenio, también se hacen evidentes en Marlène. Ella le jura amor a un novio al que quiere más por su dinero que por otra cosa y el día de su boda (la quinta para ella), decide cantarle una canción sobre la infidelidad. Poco tiempo después, en un completo estado de ebriedad, decide junto con su mejor amiga, tener sexo en la cocina del lugar de recepción con dos de los invitados, situación que es presenciada tanto por el novio como por la pequeña Elli.

Como es de esperar, las cosas no salen bien para el novio de Marlène. Sin embargo, ella casi que inmediatamente regresa al mundo de las fiestas para cazar a un nuevo pretendiente, haciendo a Elli partícipe de ese ambiente sórdido y pesado. Es así que cuando Marlène encuentra un nuevo novio, se va con él y deja a Elli abandonada en una casa con poco alimento y mucho alcohol.

La directora Filho, quien coescribió el guion con Diastème y François Pirot, nos ofrece una experiencia difícil y casi intolerante, en la que una niña (iniciada a una edad muy temprana en el alcohol debido al ejemplo de su madre), busca a alguien que se interese por ella.

Gracias a la estupenda actuación de Cotillard (en un papel poco acostumbrado para ella), a la naturalidad y sutileza de la interpretación de Askoy-Etax, a la hermosa fotografía a cargo de Guillaume Schiffman (The Artist) y a la sólida dirección de Filho, la película cumple con su misión de denunciar el caso de una niña como muchas, y logra estrujar el corazón del espectador.