Joker (Guasón) (2019)

La película basada en el conocido villano de los cómics de Batman es un drama para adultos, psicológico, político, violento y mucho más cercano a Taxi Driver o a The King of Comedy que al mundo de los superhéroes. De ahí su peligro.

Director: Todd Phillips

Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Shea Whigham, Bill Camp

Con el perdón de Lex Luthor y del Doctor Doom, el villano más popular de los cómics es definitivamente el Joker (conocido en español como el guasón o el comodín). Fue creado en 1940, dos años después de Batman, por Bob Kane y Bill Finger (los gestores del Hombre murciélago), junto con Jerry Robinson.  

De acuerdo con los autores, el personaje está inspirado en la carta de la baraja inglesa y en la película de 1928 El hombre que ríe, un clásico del expresionismo alemán dirigido por Paul Leni e inspirado en la novela homónima de Víctor Hugo, en la que el actor Conrad Veidt interpreta a Gwynplaine, un hombre desfigurado que queda con una sonrisa permanente en su rostro y que termina trabajando en un circo de fenómenos.

Este “Payaso del crimen” obtuvo la aceptación gradual de los lectores de Batman y evolucionó de su estatus de gánster (posiblemente influenciado por los capos de la mafia que azotaban a Chicago y por los villanos deformes de la tira cómica de Dick Tracy), para convertirse en el principal antagonista del Hombre Murciélago (de una manera muy similar a lo que viene a ser el Profesor Moriarty para Sherlock Holmes). 

Los orígenes del Joker como villano siempre han sido ambiguos y contradictorios. Una historia publicada en 1951 cuenta que el se hacía llamar Red Hood y lideraba una banda de maleantes. Escapando de Batman, Red Hood cae en un receptáculo de productos químicos, lo que le deja el rostro de color blanco, una sonrisa permanente y un nuevo apodo para delinquir. En los años setenta, el personaje pasa a ser más un psicópata asesino en serie de carácter impredecible, que un criminal de poca monta (como lo atestiguan las historias clásicas The Joker’s Five-Way Revenge y The Laughing Fish).

Pero es en 1988, cuando el autor británico Alan Moore le da una dimensión más humana (y más perversa) al Joker en su novela gráfica The Killing Joke, en donde un comediante mediocre se convierte en criminal para darle sustento a su esposa embarazada. La muerte accidental de su esposa, además del accidente con los químicos causado por el acoso de Batman, le hace perder la razón y lo convierte en la peor pesadilla para el superhéroe.

En la televisión, Joker ha sido interpretado por César Romero en la serie paródica de los sesenta, por Mark Hamill en la serie animada de los años noventa y por Cameron Monaghan en la serie Gotham. En el cine, el personaje fue encarnado por Jack Nicholson en la exitosa cinta de Tim Burton, por el fallecido Heath Ledger en la segunda parte de la aclamada trilogía de Christopher Nolan (obtuvo un premio Óscar póstumo), por Jared Leto (en la horripilante Suicide Squad) y ahora por Joaquin Phoenix, en una película que plantea un nuevo origen para el personaje y que se titula simplemente Joker.

Más que una cinta de superhéroes dirigida a un público infantil y adolescente, esta película del Joker (sin un Batman que le haga contraparte), dirigida y coescrita por Todd Phillips (junto con Scott Silver), es una especie de amalgama entre Taxi Driver y The King of Comedy, dos de los trabajos más angustiantes, pesimistas y depresivos en la filmografía de Martin Scorsese.

El Joker de Phoenix (actor que perdió 23 kilos para el papel, un peso corporal considerable, y quien, como de costumbre, hace una interpretación extraordinaria), es más cercano al realismo de Ledger (y, curiosamente, al histrionismo de Romero), que a los Jokers de Nicholson y Leto. Pero más que un villano de cómic, Arthur Fleck (nombre que se le da aquí al Guasón), es un personaje más afín con Travis Bickle, el taxista solitario, enajenado, frustrado y lleno de rabia de la cinta de Scorsese, o con Rupert Pupkin, el comediante mediocre que vive con su madre y que secuestra al presentador Jerry Langford (encarnado por Jerry Lewis) en The King of Comedy, cinta del mismo director. No es gratuito que Robert De Niro, el actor que interpretó a Bickle y a Pupkin, aparezca a aquí como Murray Franklin, un presentador de un programa de televisión nocturno e ídolo de Fleck, que se burla de los intentos de este por hacer reír a su público en una desastrosa rutina de Stand-Up Comedy.   

Todd Phillips (cuyas películas previas incluyen la comedia Old School y la trilogía de The Hangover), nos presenta la película más adulta y seria de su carrera, contándonos la historia de un hombre fracasado, con una alteración neurológica que lo hace reír compulsivamente, que vive con Penny, su madre enferma (Frances Conroy), que trabaja como payaso para anunciar ofertas, que sueña con conquistar a su vecina Sophie (Zazie Beetz) y con aparecer en el programa de televisión de Murray Franklin.   

Una serie de secretos revelados (cero spoilers), combinada con una serie de eventos desafortunados, llevarán a Arthur Fleck a descender al infierno y pasar de ser un perdedor ignorado por todos, a convertirse en un símbolo de la anarquía y el descontento producto del desequilibrio social, y de la oposición del ciudadano promedio hacia Thomas Wayne, un millonario y candidato a alcalde (Brett Cullen), que viene a ser el padre de ya saben quién. 

Gracias al talento de Phoenix, este retrato del Joker es el más humano de todos. En su rostro no hay deformidad, solo dolor proyectado en la mirada y en el rostro. El maquillaje es más cercano al del asesino en serie real John Wayne Gacy (quien trabajaba como payaso bajo el nombre de Pogo), que al de los cómics. Asimismo, la fotografía de Lawrence Sher nos muestra con lirismo una Ciudad Gótica que se parece más a la Nueva York de finales de los años setenta, donde la suciedad, la delincuencia y la degeneración eran evidentes (retratada también con maestría por Michael Chapman en Taxi Driver).  

Pero es el guion de Phillips y Silver, lo verdaderamente incendiario de Joker. Esta es una película adulta, no cabe la menor duda. Un público inmaduro y acrítico, puede verla como una glorificación de la violencia (la misma Taxi Driver estuvo asociada al intento de asesinato del presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, por parte de John Hinckley Jr., un hombre obsesionado por la actriz Jodie Foster), o el público adulto con mentalidad de niño de 10 años, puede asumirla como una buena “película de superhéroes” con un personaje para idealizar e idolatrar (algo que esta misma cinta critica cuando un grupo de personas con máscaras de payaso sigue ciegamente a Arthur).

Joker es, en realidad, una cinta violenta, oscura y deprimente que habla sobre la soledad, el aislamiento, la falta de comunicación y sobre cómo el resentimiento lleva a un hombre a convertirse en una persona antisocial. Que el personaje de Fleck esté inspirado en un villano de cómic de superhéroes, aquí no importa. Puede que Taxi Driver y The King of Comedy sean unos mejores retratos sobre individuos descompuestos producto de una sociedad descompuesta, pero como cinta de entretenimiento, Joker es un trabajo que posee gravedad, profundidad y riesgo. Esta no es una típica cinta “palomitera”: Joker es una película política, polémica y en manos de un público equivocado, puede ser peligrosa.   

Sobre André Didyme-Dôme 1633 artículos
André Didyme-Dome es psicólogo y magíster en Comunicación. Se desempeña como crítico de cine para la revista Rolling Stone en español y es docente en la Escuela Nacional de Cine; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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