Una película navideña dulzona y plagada de los lugares comunes de las comedias románticas, pero que, por un momento, nos aleja de la amargura y el cinismo característico de nuestros tiempos.
Director: Paul Feig
Emilia Clarke, Henry Golding, Emma Thompson, Michelle Yeoh, Boris Isakovic, Lydia Leonard
Una película dirigida por el mismo autor de las estupendas comedias Bridesmaids, Spy y la versión femenina de Ghostbusters. Un guion escrito por la gran Emma Thompson y que cuenta con ella en el reparto. La chica de Game of Thrones y el chico de Crazy Rich Asians como protagonistas. La música inmortal de George Michael como banda sonora. ¿Qué puede salir mal?
Si se tiene en cuenta al talento envuelto en la película navideña Last Christmas, se podría pensar que el resultado es un completo desastre. Pero si se toma a la cinta como lo que es (un producto ligero, ingenuo, bien intencionado y con altas dosis de sacarina), este trabajo no es tan malo como las personas cínicas y amargadas (en su mayoría críticos de cine) la quieren hacer ver.
Last Christmas (cuyo título hace alusión a la canción de 1984 del dúo Wham!, del cual hacía parte el fallecido George Michael), no es una cinta musical que explota el catálogo de un artista, al estilo de Mamma Mía. Es en realidad una tragicomedia romántica en la que Clarke interpreta a Katerina, una chica que cuando niña era una promesa de la canción, pero que ahora trabaja en una tienda navideña vestida de duende y cuya dueña es una mujer de origen chino que se hace llamar Santa (Michelle Yeoh).
A Katerina le gusta hacerse llamar Kate (para ocultar sus orígenes yugoslavos), y aunque se recuperó milagrosamente de una grave afección cardíaca, su vida es caótica: no tiene un lugar donde vivir, es alcohólica, algo promiscua, irresponsable, amante de la comida chatarra y no soporta la sobreprotección de su madre (Emma Thompson), y que su hermana menor (Lydia Leonard) tenga una vida más estructurada que la de ella. Más que un personaje femenino adorable, es en verdad odioso.
Kate se topa con un chico adorable que se hace llamar Tom (Henry Golding), quien monta cicla, suele mirar hacia arriba para encontrarse con un mundo que la gente no llega a apreciar, está lleno de optimismo y poco a poco (como es costumbre con este tipo de películas), logra ganarse el corazón de Kate. Pero luego la cinta hace un giro disparatado que sorprenderá a algunos (y que no se puede revelar), pero que a los cinéfilos familiarizados con las premisas de cintas como Heart Condition, Untamed Heart o Blood Work, les parecerá muy poco sorpresivo.
Lastimosamente, la música de George Michael no se llega a explotar de manera adecuada y sus protagonistas, aunque de caras bonitas, no son carismáticos. Pero esta es una cinta que por hora y media permite alejarnos de tanta amargura y cinismo (de hecho, la película denuncia el clima de xenofobia, homofobia y clasismo), para invitarnos a un mundo en el que el amor verdadero puede existir, en el que las personas pueden cambiar y donde las familias pueden resolver sus diferencias. Pese a todas sus falencias, Last Christmas nos recuerda el verdadero espíritu de la Navidad y sobre lo agradecidos que debemos estar por tener un año más de vida. ¿Qué tiene eso de malo?
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