Un director experto, un guionista inteligente, un impresionante trabajo de maquillaje y tres talentosas actrices, dan lo mejor de sí en un recuento incendiario de los múltiples casos de acoso y abuso sexual en los que estuvo envuelto el director ejecutivo de Fox News con sus empleadas.
Director: Jay Roach
Charlize Theron, Nicole Kidman, Margot Robbie, John Lithgow, Allison Janney, Kate McKinnon, Stephen Root
Al igual que Adam McKay (el director de unas hilarantes comedias ligeras como Anchorman, Talladega Nights o The Step Brothers, que se convirtió en un estupendo autor de sátiras políticas como The Big $hort y Vice), Jay Roach pasó de ser el bromista de cintas como Meet The Parents y la trilogía de Austin Powers, para dirigir Recount, Game Change y All The Way, unas estupendas películas realizadas para HBO, que con un humor altamente corrosivo y una inteligencia incisiva, destaparon las ollas podridas de la política norteamericana.
Sin embargo, la mejor película de Roach hasta la fecha (con el perdón de Austin Powers, claro está), es Bombshell, el recuento del escándalo suscitado por las múltiples acusaciones de acoso y abuso sexual hechas a Roger Ailes, la cabeza de Fox News (y protagonista del excelente documental Divide And Conquer).
Una de las principales víctimas de Ailes fue Megyn Kelly, la ex presentadora de Fox News, quien aquí es interpretada de una manera más que asombrosa por Charlize Theron. Gracias al maquillaje prostético de Kazu Hiro (el talento detrás de la transformación de Gary Oldman en Winston Churchill), pero también a una atención meticulosa a los movimientos, los manierismos, la mirada y la dicción de Kelly, Theron nos vuelve a demostrar su inmenso talento como actriz, que ya antes se había evidenciado en cintas como Monster o Mad Max: Fury Road.
Otra de las víctimas de Ailes fue Gretchen Carlson, una ex reina de belleza y presentadora del programa matutino del canal CBS, quien luego pasó a trabajar en el programa Fox & Friends bajo las órdenes de Ailes. Nicole Kidman hace también una interpretación espectacular de la primera periodista que se atrevió a demandar a su jefe (que también se enriquece con el trabajo de Hiro).
Por último, tenemos a la joven reportera Kayla Pospisil (un personaje compuesto por varias de las mujeres que fueron acosadas por Ailes) y que es interpretada por Margot Robbie. Pospisil mantiene una relación romántica con la productora Jess Carr (una estupenda Kate McKinnon), quien le recomienda mantener el amorío oculto, así como la política de “no preguntar y no responder” ante lo sucedido entre ella y Ailes en sus múltiples encuentros privados.
Roach y el guionista Charles Randolph (autor de The Big $hort) asumen esta historia contada desde diferentes puntos de vista, con la inteligencia y la complejidad que se merece. En El escándalo queda claro que más allá del sexo, el acoso y el abuso tienen que ver con el poder y el chantaje. John Lithgow compone un estupendo retrato de Roger Ailes, un hombre que se aprovecha de su posición para llevar a sus empleadas a su oficina y hacerlas desfilar para su gratificación personal, bajo el pretexto de que “la televisión es un medio visual”, chantajeándolas con ascensos o con su continuidad laboral en Fox News, la prestigiosa (y curiosamente, conservadora) empresa, cuyo dueño es el magnate Rupert Murdoch (Malcolm McDowell) y en la cual él trabaja como director ejecutivo.
La escena en la que Ailes le ordena a Pospisil que se suba la falda hasta dejar ver su ropa interior, es una evidencia del tratamiento del director y su guionista. La escena en cuestión es de un fuerte erotismo (que permite hacer entender al espectador por qué Ailes hace lo que hace), pero al mismo tiempo nos hace ver la humillación a la que la mujer es sometida para poder mantener su trabajo. Desde aquí Roach y Randolph nos muestran por qué utilizar una posición de poder para someter a una persona a sus intereses personales y sexuales, es el centro sobre lo que es realmente el acoso y el abuso sexual.
El escándalo es una película incendiaria que, al igual que sus mujeres protagonistas, no teme en poner las cartas sobre la mesa (inclusive pone en evidencia la actitud machista misógina del actual presidente de los Estados Unidos) y lo hace con maestría e inteligencia, invitando que se genere en el espectador una actitud de diálogo y debate. Y es precisamente desde aquí donde se puede hacer algo para combatir esos ambientes masculinos tóxicos de cientos de oficinas y lugares de trabajo de todo el mundo, que por años han tenido que soportar las mujeres. Ya es hora de decir “no más”.
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