El caso de un grupo de soldados norteamericanos implicados en el asesinato de civiles afganos, vuelve a ser narrado (esta vez desde el dramatizado), por el documentalista Dan Krauss.
Director: Dan Krauss
Nat Wolff, Alexander Skarsgård, Adam Long, Jonathan Whitesell, Brian Marc
En el 2013, el director Dan Krauss estrena The Kill Team, un documental acerca de los asesinatos del distrito Maywand, un nombrado caso en el que un grupo de soldados pertenecientes al ejército de los Estados Unidos asesinó a por lo menos tres civiles afganos mientras prestaban servicio entre los años 2009 a 2010. El documental en cuestión se centra en el testimonio del soldado Adam Winfield, quien cuando prestó servicio en Afganistán tenía veintiún años de edad, y que hizo parte del grupo de asesinos, presionado por su superior, el Sargento Calvin Gibbs, y sus compañeros del ejército: Jeremy Morlock, Andrew Holmes y Michael Wagnon.
Al igual que el director Michael Apted, quien en 1992 convirtió su celebrado documental Incident At Oglala (acerca del asesinato de dos agentes del FBI en una reserva indígena), en una película llamada Thunderheart, protagonizada por Val Kilmer y Sam Shepard; Krauss decidió también llevar la historia contada en su documental al terreno argumental, con una película protagonizada por Nat Wolff como el soldado Andrew Briggman (otro nombre para Winfield) y Alexander Skarsgård como el sargento Deeks (personaje inspirado en Gibbs).
Al ver este recuento dramatizado, es imposible no pensar en Platoon y Pecados de guerra, dos cintas que abordaron una temática muy similar, pero que a diferencia de esta, lograron conectar emocionalmente con el espectador. En la cinta de Krauss, Briggman es un joven ambicioso que quiere hacer una carrera militar al igual que su padre y que tiene como superior a un sargento en apariencia heroico. Esta segunda figura paternal se desploma rápidamente, cuando Briggman descubre que Gibbs hace que sus subordinados eliminen a civiles afganos para luego encubrir sus crímenes de guerra con armas que él tiene a su disposición y que se colocan al lado de los cadáveres de sus víctimas inocentes. En Colombia, esta práctica (la cual, tristemente se lleva realizando desde finales de los años setenta), es conocida con el nombre de “falsos positivos”.
Los actores de Escuadrón de la muerte hacen un buen trabajo, pero nunca llegan a la intensidad dramática que Charlie Sheen y Tom Berenger lograron en Platoon, o Michael J. Fox y Sean Penn alcanzaron en Pecados de guerra. Este fue un aspecto crucial para estas dos cintas dirigidas por Oliver Stone y Brian De Palma, ya que aportó las dimensiones psicológicas y emocionales necesarias para poder comprender a unos personajes enfrentados por sus posiciones éticas y morales distintas.
Sin embargo, tanto el documental como la cinta argumental de Krauss, cumplen con una labor noble al exponer las atrocidades que realiza una institución que se escuda en códigos de honor y en la defensa de la libertad y los intereses del país al que representa. Semejante denuncia es, ya de por sí, toda una labor heroica.
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