Uno de los directores más importantes en la historia del cine norteamericano, regresa para contarnos la historia real de un hombre que se mantuvo firme hasta el final.
Director: Terrence Malick
August Diehl, Valerie Pachner, Matthias Schoenaerts, Bruno Ganz, Michael Nyqvist
No cabe duda que Terrence Malick es uno de los grandes directores norteamericanos de todos los tiempos. Badlands, su ópera prima, continúa siendo una de las mejores películas en la historia del cine, así como Days Of Heaven (quizás una de las películas más bellamente fotografiadas de la historia). Su ausencia por más de dos décadas de las pantallas, se vio recompensada con la obra maestra del cine antibelicista The Thin Red Line; la magnífica reconstrucción de la leyenda de John Smith y Pocahontas en The New World; y especialmente con The Tree Of Life, una conmovedora obra poética que se convirtió en la mejor película de la década pasada y la mejor de su filmografía.
En los últimos años, Malick ha sido más constante en su trabajo. Pero, al mismo tiempo, ha sido atacado por la crítica de una manera despiadada. To The Wonder, Knight Of Cups y Song To Song, pueden considerarse como trabajos menores a la luz de toda su obra, pero eso no quiere decir que se merezcan dichos ataques.
Es por eso que Una vida oculta es anunciada como el “regreso triunfal” de un gran director, cuando la verdad es que Malick solo estuvo ausente en el período comprendido entre 1978 a 1998, y desde ese momento ha demostrado ser un autor que nunca ha renunciado a sus intereses personales como tampoco ha perdido un ápice de su sentido del riesgo y de su maestría.
Lo que sí se podría pensar de su nuevo trabajo, es que Malick ha decidido regresar a un cine mucho más tradicional en cuanto a narrativa y puesta en escena, algo que no hacía desde The New World. Y es que desde The Tree Of Life, este exfutbolista y filósofo se había embarcado en una serie de experimentos formales en los que se interrogaba sobre los misterios de la vida, la muerte y las relaciones humanas. Por eso se puede pensar que los amantes del Malick de Badlands y Days of Heaven, probablemente se sintieron contrariados y confundidos con el Malick metafísico, existencialista y experimental de años recientes.
Una vida oculta es un épico de casi tres horas de duración, acerca de Franz Jägerstätter (August Diehl), un campesino austriaco que se opuso a ser parte del ejército en la Segunda Guerra Mundial, poniendo a su familia, amigos y a él mismo en grave peligro. Con la acostumbrada belleza de sus tomas (cortesía del fotógrafo Jörg Widmer) y un ritmo pausado y contemplativo, Malick nos muestra cómo Franz vivía junto con su esposa Fani (Valerie Pachner) y sus dos hijas pequeñas, en un entorno rural lleno de trabajo, pero también pleno de paz y tranquilidad.
En 1940, llegan los Nazis a Austria y obligan a todos los hombres a que formen parte del ejército y le rindan obediencia a Hitler. Por consiguiente, Franz es reclutado e inicia su entrenamiento militar. Pero, cuando llega la hora de ser enviado al campo de batalla, Franz decide desobedecer y, por lo tanto, es llevado a prisión. Su esposa e hijas son rechazadas por los habitantes del poblado en el que viven, y a Franz se le recomienda que preste servicio para salvar su vida, pero Franz no hace caso y lleva su desobediencia hasta las últimas consecuencias.
El mensaje de Malick es sencillo y contundente. En un mundo vacío, hipócrita y de doble moral, se debe recordar que el valor de un hombre se mide en su firmeza a la hora de defender sus convicciones. Los que consideren lo anterior como un antivalor, y crean que las personas debemos adaptarnos a los cambios y a las adversidades, van a odiar esta película.
Franz Jäggerstätter murió defendiendo sus ideales. Malick nos dice que hacer eso es lo que le da un verdadero sentido a nuestra existencia. Necesitamos más personas como Franz Jäggerstätter y más directores como Terrence Malick: Firmes y valientes.
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