Vin Diesel interpreta a un soldado resucitado y convertido en un ciborg asesino, para una película de superhéroes que incluye algunas escenas de acción decentes y…nada más.
Director: Dave Wilson
Vin Diesel, Guy Pearce, Toby Kebbell, Eiza González, Lamorne Morris
En 1992 aparece en los cómics por primera vez Bloodshot, un superhéroe creado por Kevin Van Hook, Don Perlin y Bob Layton. Su alter ego es el de Raymond Garrison, un soldado cuyos superpoderes dependen de unos nanorobots inyectados en su torrente sanguíneo, los cuales le permiten curarse rápidamente de sus heridas, interactuar con la tecnología y poseer una fuerza sobrehumana. La organización que le otorgó sus poderes le ha borrado la memoria numerosas veces, con el fin de manipularlo y llevarlo a cometer asesinatos. Garrison pronto descubre el complot del que es víctima y cobra venganza contra quienes le lavaron el cerebro.
La película dirigida por Dave Wilson (autor de uno de los episodios de la serie animada antológica para Netflix Love, Death & Robots), sigue fielmente los orígenes del personaje extraído de los cómics (con una que otra actualización), pero el resultado es una película de superhéroes sin nada novedoso que aportar al género.
Esta mezcolanza entre El hombre nuclear, Robocop, Soldado universal, El vengador del futuro y Upgrade, es protagonizada por un Vin Diesel que parece no haberse enterado de que aquí no tiene por qué interpretar a Toretto, el personaje de la saga Rápido y furioso que lo convirtiera en superestrella. Aunque algunos podrían decir que Bloodshot más bien parece la variante orientada hacia la ciencia ficción de Xander Cage, el rudo agente del gobierno de la serie de películas xXx, también protagonizadas por Diesel.
En realidad no importa. Esta es una película que trata al público como si fuera poco inteligente (incluye esos momentos fastidiosos donde los científicos explican conceptos sofisticados como si fueran niños de segundo de primaria). Además está llena de lugares comunes. Aquí no falta la chica sexy y poderosa (Eiza González), el científico loco de doble moral (Guy Pearce), el nerd gracioso (Lamorne Morris) y los secuaces peligrosos. Lo único redimible de Bloodshot son sus escenas de acción, que gracias a la cámara lenta logran impresionar y, al mismo tiempo, tener algo de majestuosidad.
Bloodshot es la película típica para los Múltiplex: vacía, tonta, repleta de efectos especiales, diálogos insulsos, chistes tontos y actuaciones mecánicas. Consúmase y deséchese.
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