A pesar de su exceso de metraje y su banda sonora intrusiva, esta mezcla entre Apocalypse Now y El tesoro de la Sierra Madre goza de unas estupendas actuaciones y de una carga política incendiaria.
Director: Spike Lee
Delroy Lindo, Clarke Peters, Isiah Whitlock, Jr., Norm Lewis, Jonathan Majors, Chadwick Boseman, Jean Reno, Johnny Tri Nguyen
No cabe duda que Spike Lee es un gran director. Obras maestras como Do The Right Thing, Malcolm X, Jungle Fever, Clockers, 25th Hour, Summer Of Sam y BlacKkKlansman lo demuestran. Pero, al mismo tiempo, Lee es un autor cuyas ambiciones han resultado en trabajos fallidos como Girl 6, She Hates Me, Inside Man y el remake innecesario de Oldboy.
Hermanos de armas es una cinta que iba a ser dirigida por Oliver Stone, el director de Platoon, y que no teme ocultar a sus dos referentes principales: Apocalypse Now y El tesoro de la Sierra Madre (de hecho, hay dos escenas que evidencian la influencia de las obras de Coppola y Huston en este trabajo). Esta es una película sobre el infierno de la guerra de Vietnam, pero también es la historia de cinco hombres en busca de un tesoro escondido (títulos como El bueno, el malo y el feo, al igual que El botín de los valientes y Rescate Infernal, también son evocados).
Pero, al igual que toda la obra de Lee, esta cinta de acción posee una fuerte carga política que nos habla sobre cómo una gran cantidad de afroamericanos lucharon y entregaron sus vidas en la guerra civil, en la segunda guerra mundial y en Vietnam, defendiendo los valores y los intereses de un país que los discrimina, los oprime, los maltrata y, en últimas, los mata.
La premisa es la siguiente: Paul (Delroy Lindo), Otis (Clarke Peters), Melvin (Isiah Whitlock, Jr.) y Eddie (Norm Lewis); cuatro ex combatientes que conformaban un grupo conocido como Da Bloods, regresan a Vietnam con una doble misión, la cual consiste en recuperar el cadáver de Norman (Chadwick Boseman), su líder de tropa, así como los lingotes de oro que encontraron en combate y que escondieron en época de guerra, el cual fue enviado en un avión por la CIA, con el objetivo de pagarle a los Lahu por el apoyo a los Estados Unidos en contra del Viet Cong.
Paul, un hombre que votó por Trump, es el más afectado de los cuatro. Padece de síndrome de estrés postraumático y mantiene una difícil relación con su hijo David (Jonathan Majors), un profesor de estudios afroamericanos que se une a la misión. Por su parte Otis, el más estable del grupo, busca la ayuda de Tiên (Lê Y Lan), una ex prostituta (y ahora empresaria) con quien mantuvo un romance en el pasado, y descubre que existe una hija producto de su relación. Eddie es, supuestamente un hombre exitoso dueño de un concesionario de autos, pero que en realidad está económicamente arruinado. Y Melvin es un amigo incondicional que tiene problemas con el alcohol.
Los cuatro adoraban a “Stormin” Norman, el hombre al que seguían y escuchaban con atención, y quien les propuso utilizar el oro para ayudar a la comunidad afrodescendiente de Norteamérica. Para ejecutar la misión, los Bloods se asocian con Desroche (Jean Reno), un hombre de negocios que les promete sacar el oro del país sin problemas; y contratan como guía a Vinh Tran (encarnado por la estrella de las artes marciales Johnny Tri Nguyen).
La película, bellísimamente fotografiada por Newton Thomas Sigel, cojea por su exceso de metraje y ritmo irregular y por una música de Terence Blanchard (colaborador constante de Lee) demasiado exagerada e intrusiva. Sin embargo, la actuación de Delroy Lindo es material para los Óscar, Peters y Whitlock Jr., nos recuerdan cómo su calibre actoral fue parte integral de esa magnífica serie llamada The Wire, y las violentas escenas de acción son de una gran fuerza visceral y nos dejan ver una nueva faceta en el cine de Lee.
Puede que Hermanos de armas no se encuentre en el panteón de las grandes películas de Spike Lee, pero es una cinta que incluye algunos momentos de genialidad y que cobra fuerza y pertinencia a la luz de los disturbios raciales actuales.
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