Director: Henry Joost, Ariel Schulman
Jamie Foxx, Joseph Gordon-Levitt, Dominique Fishback, Rodrigo Santoro
¿Recuerda cuando Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt hacían buenas películas? ¡Qué tiempos tan lejanos!
Los directores Henry Joost y Ariel Schulman nos sorprendieron en el 2010 con el documental Catfish, el cual nos mostró los intrincados problemas de identidad causados por la mediación de la internet en nuestras relaciones. Pero su promesa se vino abajo debido a dos horripilantes secuelas de la franquicia Actividad paranormal (partes 3 y 4, para ser exactos), así como a la explotación transformada en degeneración de la premisa de Catfish, cuando derivó en una estúpida serie para MTV.
No todo estaba perdido, ya que Joost y Schulman hicieron una labor decente con Nerve, una película de suspenso juvenil protagonizada por Emma Roberts y Dave Franco, la cual fue ligera pero entretenida. Ahora las cosas vuelven a decaer debido a Project Power, un disparate incoherente disfrazado de película de superhéroes y protagonizado, de una manera inexplicable, por Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levitt.
Su premisa pretende ser original, pero no se dejen engañar: En un futuro cercano, en las calles de Nueva Orleans, se vende una nueva droga llamada Power, la cual, al ser tomada, convierte a su usuario en un ser superpoderoso durante cinco minutos (aunque si se tiene mala suerte, puede terminar volando en pedazos).
Piensen en la droga Power como algo parecido a las píldoras de energía de protón (PEP) del héroe sesentero de la televisión Roger Ramjet, quien al tomarlas adquiría “el poder de 20 bombas atómicas por un período de 20 minutos». Si el referente le parece oscuro, entonces piense en Hourman, el superhéroe de DC Comics que al consumir sus píldoras “milagro” adquiría superpoderes por una hora. O mejor, piense en Popeye y sus espinacas. Igual, estas ideas ya fueron explotadas de una manera más efectiva en las películas Limitless y Lucy, respectivamente.
Entra en escena Jamie Foxx, el ganador del Óscar por la película Ray, encarnando a “El Mayor”, un militar que busca rescatar a su hija Tracy (Kyanna Simone Simpson), de Biggie (Rodrigo Santoro) y Gardner (Amy Landecker) los malvados directivos de Teleios, la siniestra corporación que llevó la droga a las calles para experimentar con sus consumidores. La misma situación se desarrolla con mayor coherencia en la serie de Netflix Black Lightning, basada en el superhéroe afroamericano de DC, pero aquí no se entiende muy bien la razón de ser del “experimento”.
Gordon-Levitt, el actor de las estupendas obras de ciencia ficción Looper e Inception, baja de nivel al interpretar a Frank Shaver, un policía renegado (y plagado de clichés), que discute con su jefe (Courtney B. Vance), a veces consume la droga para atrapar criminales, y quien tiene la misión de capturar a «El Mayor», acusado de ser la persona detrás del comercio de Power.
Y como no puede faltar un personaje juvenil, tenemos a Robin (no confundir con el ayudante del caballero oscuro), una aspirante a cantante de rap (Dominique Fishback), quien vende la droga en las calles para poderle pagar una operación a su madre. Sobra decir que lo que sigue es un desfile de efectos especiales, diálogos insulsos y situaciones predecibles, adornadas de numerosos problemas de lógica argumental.
Supuestamente, esta es la “idea original” que se le ocurrió al guionista Mattson Tomlin en una cafetería, cuando tenía 25 años. Actualmente, este escritor es uno de los más cotizados en Hollywood y se encuentra trabajando en la nueva película de Batman con Robert Pattinson; al igual que en las adaptaciones cinematográficas del cómic Memetic y del popular videojuego Mega Man. ¡Santos disparates Batman! Si su versión del hombre murciélago, del terror apocalíptico de la editorial Boom y del icónico personaje de Capcom, llegan a ser algo parecido a lo mostrado en Project Power, los geeks estaremos perdidos.
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