La afiliación de la actriz Jean Seberg con las Panteras Negras y la campaña encubierta del FBI por destruir su vida y su carrera, son los temas centrales de una película que no es más que una colección de retazos sobre la vida de una gran actriz.
Director: Benedict Andrews
Kristen Stewart, Anthony Mackie, Jack O’Connell, Yvan Attal, Vincent Vaughn, Zazie Beetz
Jean Seberg fue una actriz rubia de pelo corto, que comenzó su carrera a una temprana edad a finales de los años cincuenta, al obtener el papel protagónico de Juana De Arco en la película Saint Joan de Otto Preminger, ante más de dieciocho mil aspirantes. Un accidente que le ocasionó algunas quemaduras durante la filmación, el rotundo fracaso de la cinta y el moderado éxito de su siguiente trabajo Bonjour Tristese (también dirigido por Preminger) parecían marcar el final de una corta carrera. Sin embargo, su papel junto a Jean Paul Belmondo en la película Sin aliento, el clásico de la Nouvelle Vague dirigido por Jean Luc Godard, la convirtió en todo un icono de los años sesenta.
Pero pese a que Seberg ofreció un papel memorable como una esquizofrénica en la cinta Lilith de Robert Rossen, y demostró su gran talento como actriz en las películas El recreo y Las aves van a morir a Perú, dirigidas por sus esposos François Moreuil y Romain Gary, respectivamente, su fragilidad emocional terminó afectando su carrera y luego de desaparecer por diez días, se le encontró muerta bajo circunstancias misteriosas en 1979.
Todos estos aspectos sobre la vida de Seberg, se tratan de manera tangencial o son omitidos en la película biográfica dirigida por Benedict Andrews (la persona detrás de los montajes teatrales de Una gata sobre el tejado de zinc con Sienna Miller y Un tranvía llamado deseo con Gillian Anderson, para el National Theatre) y escrita por Joe Shrapnel y Anna Waterhouse (autores del reciente remake de Rebecca). Y es que Seberg se centra en dos aspectos oscuros en la vida de la actriz: su relación amorosa con Hakim Jamal, el activista radical y líder de las Panteras Negras, así como el trabajo encubierto del FBI (organización gubernamental en ese entonces dirigida por J. Edgar Hoover) para desacreditarla y destruir su carrera, debido a sus tendencias políticas.
Como es costumbre, Kristen Stewart impone su personalidad en el personaje que representa y convierte a Seberg en una mujer apesadumbrada y confundida. La cinta de Andrews parte del momento en la vida de Seberg en el que ella decide regresar a Hollywood (la película no es clara en decirnos cuál es la película que llega a filmar), dejando en Francia a su segundo esposo, el profesor, escritor y director Romain Gary (Yvan Attal) y a su pequeño hijo Franco (Cabe anotar que la cinta omite la denuncia de Gary al FBI por ser la causante del suicidio de su esposa, como también su posterior suicidio en 1980).
También se nos muestra el primer encuentro de Seberg con Hakim Jamal (Anthony Mackie) al bordo de un avión y la costumbre de la actriz por salir retratada haciendo el saludo de las Panteras Negras, causando controversia y llamando la atención del FBI, que bajo el mandato de Hoover, creía firmemente que los comunistas y terroristas estaban infiltrados en Hollywood, con el propósito de lavarle el cerebro a la juventud y socavar el “modo de vida estadounidense”.
Aquí es donde entran el agente Jack Solomon (Jack O’Connell) y su compañero, el agente Carl Kowalski (Vince Vaughn), encargados de colocar micrófonos en las casas de Seberg y Jamal, fotografiarlos y grabarlos en situaciones comprometedoras y luego, en hacer una campaña oculta para dañar la reputación de una actriz que estaba comprometida con la causa de las Panteras, otorgando generosas contribuciones económicas. Cuando Seberg queda embarazada del estudiante mexicano Carlos Navarra (algo que no se explica muy bien), el FBI disemina una falsa información sobre la paternidad del bebé, lo que lleva a un intento de suicidio por parte de Seberg y luego a la muerte de su hija, con tan solo dos días de nacida.
Pese a una excelente fotografía a cargo de Rachel Morrison (Black Panther) y a una dirección de arte exquisita de Justin Allen (Nocturnal Animals) que nos lleva a esos años sesenta llenos de libertad y rebeldía, pero también glamour y elegancia, la cinta de Andrews se queda corta en explicar las razonas por las cuales Jean Seberg se compromete a una causa y pasa de ser una mujer fuerte y pensante a una mujer inestable, impulsiva y depresiva.
Tampoco se profundiza mucho en la paranoia, el machismo y el fanatismo de unos Estados Unidos dispuestos a acabar con la vida de una mujer inconforme con una forma de pensar y actuar diferente al impuesto desde una moral hipócrita. Y los que esperaban tener alguna clave sobre las razones por las que Seberg se convirtió en una leyenda del cine, quedarán profundamente desilusionados. Si el espectador sabía algo de antemano sobre la vida de la actriz o, por el contrario, no sabía nada al respecto, esta película no le agregará nada más que anécdotas sin sustancia.
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