El chico de Spider-Man y la chica de Star Wars se encuentran atrapados en una cinta de ciencia ficción distópica que renuncia a las complejidades filosóficas de su premisa, para convertirse en otra saga juvenil que no valora la inteligencia de su público objetivo.
Director: Doug Liman
Tom Holland, Daisy Ridley, Mads Mikkelsen, Nick Jonas, Demián Bichir, David Oyelowo, Cynthia Erivo
Una de las reglas de oro del cine y la televisión infantil consiste en no tratar a su público como idiota. Seguir al pie de la letra esta consigna, ha dado como resultado las películas de los estudios Pixar y Ghibli y lo mejor de esos muñecos conocidos como los Muppets. Cuando esta regla se aplica al público adolescente, las cosas terminan funcionando muy bien. Un buen ejemplo de ello son las películas dirigidas por John Hughes que, aunque proceden de ese tiempo tan remoto conocido como la década de los ochenta, no han perdido un ápice de su poder y vigencia. Ni hablar de James Dean y el clásico Rebelde sin causa, la película definitiva sobre la adolescencia.
Caos el inicio, la adaptación cinematográfica de la primera parte de la trilogía de libros escrita por Patrick Ness, pudo haber sido la versión para adolescentes de El cielo sobre Berlín, esa bellísima película de Wim Wenders sobre unos ángeles que pueden adentrarse en el pensamiento de los mortales, a la vez que se mantienen invisibles. Pero al violar la regla de oro de no tratar al público como idiota, termina haciendo lo mismo que Crepúsculo hizo con Drácula y el Hombre Lobo, Divergente con Fuga en el siglo XV o Los juegos del hambre con Battle Royale. Es así que lo que pudo haber sido un homenaje juvenil a El cielo sobre Berlín, termina siendo el equivalente a Un ángel enamorado, la versión para idiotas del clásico de Wenders, protagonizada por Nicolas Cage y Meg Ryan.
Caos el inicio cuenta con un elenco de lujo que incluye a Tom Holland (quien recientemente nos dejó estupefactos en The Devil All The Time), Daisy Ridley (la encantadora Rey de Star Wars), el gran Mads Mikkelsen (excelente en el último trabajo de Thomas Vinterberg), los nominados al Óscar Cynthia Erivo (Harriet), David Oyelowo (Selma) y Demián Bichir (A Better Life), así como Nick Jonas (el ídolo juvenil que con Goat se ganó un merecido respeto como actor).
Pero también hay que recordar que Meryl Streep hizo el ridículo en la adaptación de la saga juvenil El dador de recuerdos, del mismo modo que Kate Winslet lo hizo en Divergente y el fallecido Philip Seymour Hoffman en Los juegos del hambre. Esto nos lleva a preguntarnos por qué grandes actores insisten en participar en películas tan ajenas a sus capacidades. ¿En qué estarían pensando? ¿Dinero fácil? ¿Una película para sus hijos o nietos?
Caos el inicio también cuenta con una premisa tan cautivadora que hasta hubiera seducido al mismo Andrei Tarkovski: un grupo de colonos espaciales llega a un planeta que deshace las fronteras entre lo que el filósofo franciscano Guillermo de Occam llamaba el ámbito de lo mental y privado y el ámbito de lo público y expresado. En ese nuevo planeta, los hombres pueden escuchar (e inclusive ver) lo que piensan sus congéneres. Imagínense las consecuencias de esto para la existencia humana: la convivencia, el deseo sexual, los miedos, las perversiones y las pulsiones de violencia expuestas sin filtros al otro.
Pero como esta es una película que no cree que el público juvenil sea inteligente y se preocupe por reflexiones de corte existencialista y psicoanalítico, termina sucumbiendo a la estructura fija, recalcitrante y cansada característica de las sagas juveniles: Un chico llamado Todd (Holland) vive en Prentisstown, un poblado en el que misteriosamente no existen las mujeres. Sus padres adoptivos Ben (Bichir) y Cillian (Kurt Sutter) lo invitan a una vida de conformidad y le ocultan secretos. Todd le teme al predicador Aaron (Oyelowo) y admira al siniestro alcalde Prentiss (Mikkelsen), mientras que su no tan brillante hijo Davy (Jonas), le guarda resentimiento.
De repente entra en escena Viola, la única sobreviviente de una nueva misión espacial. Ella se convierte en la única mujer de Prentisstown, la chica de los afectos de Todd, el centro de interés del alcalde y alguien al que no se le pueden leer sus pensamientos. ¿Qué sucede después? Todd huye con Viola y su perrito para no ser atrapados por el alcalde, su hijo, el predicador y sus secuaces, quienes guardan unas malvadas intenciones con la chica.
Doug Liman, el autor de esas magníficas cintas juveniles de culto llamadas Swingers y Go, el director de la primera entrega de esa estupenda saga de acción conocida como The Bourne Identity, y el artífice de ese clásico de la ciencia ficción contemporánea llamado Edge Of Tomorrow, nos recuerda aquí que también fue la persona detrás de las terribles e idiotas Jumper y el Sr. y la Sra. Smith.
Es inconcebible pensar que Charlie Kaufman, quizás el mejor guionista para cine de la actualidad, haya contribuido en este proyecto tan simplista y desafortunado. Del mismo modo, es decepcionante pensar que A Monster Calls, la anterior adaptación de un libro de Ness, haya sido una película infantil tan conmovedora y profunda, y que esta cinta, con una premisa filosófica tan inquietante, se haya convertido en un producto más cercano a Maze Runner que a Stalker.
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