El actor de Creed vuelve a enfrentarse a los rusos, esta vez como un Navy Seal en busca de venganza, en la decepcionante adaptación de la novela de Tom Clancy.
Director: Stefano Sollima
Michael B. Jordan, Guy Pearce, Jamie Bell, Jodie Turner-Smith
El pedigrí de Sin remordimientos es sumamente atractivo: Su protagonista es encarnado por el actor de Creed y Black Panther; sus contrapartes masculinas son Jamie Bell y Guy Pearce, dos sólidos actores; su historia está basada en el libro de Tom Clancy, el afamado autor de las novelas de espionaje y conspiraciones políticas protagonizadas por Jack Ryan (La caza del octubre rojo, Peligro inminente, Juego de patriotas, La suma de todos los miedos); el guionista es Taylor Sheridan (Sicario, Sin nada que perder, Wind River, Aquellos que desean mi muerte); y su director es Stefano Sollima (el hijo de la leyenda del Spaghetti Western Sergio Sollima, y el autor de Sicario 2 y de la serie Gomorra).
Las expectativas eran muy altas y no logran cumplirse. Sin remordimientos es una cinta sin alma con un guion truculento, unos giros altamente predecibles y unas secuencias de acción aburridas, que nos lleva a pensar en el trabajo de unos imitadores y no de las personas que se encuentran detrás de esta película de acción y suspenso.
Jordan interpreta a John Kelly, un Navy Seal quien luego de una sombría misión orquestada por el siniestro Robert Ritter (Jamie Bell), se enfrenta a la muerte de su esposa embarazada (Lauren London) y la de los miembros de su equipo, llevadas a cabo por unos asesinos a sueldo procedentes de Rusia. Sobra decir que nuestro protagonista va a ir en busca de venganza y que tanto los rusos como los miembros del alto mando estadounidense, estarán en su contra. La única persona que apoyará a este militar renegado es Karen Greer (Jodie Turner-Smith), su oficial superior, quien sospecha de una conspiración.
Durante una hora y cincuenta minutos, el fanático de las películas de espionaje sentirá que está viendo una especie de colcha de retazos en la que se unen de una manera burda y desesperada todos los elementos comunes del género. Más que la adaptación de una novela de Tom Clancy, se siente estar viendo una parodia o un plagio al autor.
Y si queda el sinsabor de estar viendo la introducción alargada de un videojuego, es porque hay una escena post créditos que nos anuncia la conformación de un escuadrón antiterrorista cuyo símbolo será un arco iris (los gamers ya saben a qué escuadrón se refiere). La verdad, es preferible esperar una nueva entrega de G.I. Joe, que una cinta tan unidimensional y recalcitrante como esta.
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