Toretto y su familia regresan más rápidos, más furiosos y más descerebrados que nunca.
Director: Justin Lin
Vin Diesel, Michelle Rodríguez, Tyrese Gibson, John Cena, Charlize Theron, Jordana Brewster
Hace veinte años se estrenó la primera parte de una las franquicias más exitosas en la historia del cine. Con un título robado de una película “Clase B” producida en 1954 por Roger Corman, y basada en Days Of Thunder, Point Break y un artículo periodístico de la revista Vibe sobre carreras ilegales, Rápido y furioso se convirtió en un éxito sorpresivo que incluía a un actor con un apellido más que apropiado para una película sobre autos, unas secuencias de acción decentes y unos vehículos despampanantes y veloces. Sin embargo, esta también fue una película que poseía unos diálogos imbéciles, cuya historia era casi inexistente y cuyas mujeres (Michelle Rodríguez y Jordana Brewster) tan solo servían de adorno para un despliegue tóxico de machismo, fetichismo y testosterona generado por sus contrapartes masculinas.
Luego de una secuela mediocre que no incluía a Vin Diesel y de una horripilante tercera parte con un elenco diferente y desarrollada en Tokio, se intentó volver a enrutar la franquicia, convirtiéndola gradualmente en una serie protagonizada por un equipo de espías super poderosos, que bien podría pensarse como el equipo de superhéroes de los amantes de reggaetón y que dejó de lado las carreras ilegales de autos de sus orígenes.
Sin embargo, lo logrado en las entregas seis y siete de la serie (y que consistía en unas emocionantes pero descerebradas cintas de acción que se digerían de una manera rápida y furiosa), terminó descarrilándose sin control, debido a una octava entrega impotable y a un tóxico y decepcionante spin-off (Hobbs & Shaw), que resaltaron todos los aspectos negativos de la franquicia.
Ahora, el director de origen chino Justin Lin vuelve a tomar las riendas de Rápido y furioso para una novena parte (se tienen pensada una décima y última entrega, así como varios spin-offs). Y aunque Lin fue el autor de la afortunada parte seis, a él también se le deben la espantosa 3 y las muy irregulares 4 y 5. El resultado es que la parte 9 es superior a su predecesora (dirigida por F. Gary Gray), pero, sin lugar a dudas, se agrupa con lo peor de la serie.
Al inicio de la cinta, Roman Pierce (el personaje interpretado por Tyrese Gibson), cuestiona la supuesta invulnerabilidad del equipo y la inverosimilitud de todo lo que les sucede, ante lo cual Tej Parker (personaje encarnado por el rapero Ludacris) se burla tildándolo de estúpido. Bien podría pensarse que Pierce representa a la audiencia.
Y es que nada en Rápido y Furioso 9 es plausible: Las secuencias de acción se acercan más a un dibujo animado del Correcaminos que a una película tipo James Bond; los supuestos “genios de la computación” como Ramsey (Nathalie Emmanuel) y Cipher (Charlize Theron con uno de los peores peinados en la historia del cine), tienen cero credibilidad; es imposible pensar que Helen Mirren, Kurt Russell o Michael Rooker aparezcan en esta película tan solo por el “amor al arte”; y ni hablar de la historia.
La idea de un hermano perdido de Toretto (Diesel), interpretado por John Cena (un ex luchador que, paradójicamente se destaca más en la comedia que en la acción), tiene tanto sentido como la absurda resurrección de Han (Sung Kang) o el más absurdo viaje espacial de Pierce y Parker; y esas lecciones sobre el valor de la “familia” son tan indigestas como la banda sonora “destruye neuronas”.
Así hayan partes más rescatables que otras, lo cierto es que estas películas de Rápido y Furioso representan lo peor del cine de los Multiplex: Productos sin alma realizados en serie y que encajan perfectamente con la filosofía de consumo “rápido y furioso” de los centros comerciales, llenos de mercancía innecesaria y superflua, así como de comida chatarra que atentan contra nuestra salud física y mental. Aquellos que jugamos de pequeños con nuestros autos de colección y con imanes, encontraremos algo muy divertido en esta novena parte. Pero se necesita más que super imanes o una escena post créditos sorpresiva, para convencernos que vale la pena seguir detrás de Toretto y su familia.
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