Gary Oldman continúa tomando malas decisiones, esta vez interpretando a un villano caricaturesco en una cinta de acción descerebrada.
Director: Zackary Adler
Olga Kurylenko, Gary Oldman, Amit Shah
Antes de encarnar a Taskmaster, uno de los villanos de la Viuda Negra, la actriz Olga Kurylenko interpretó a una mensajera dura de matar en una película de acción que, debido a los atrasos causados por la pandemia, terminó siendo estrenada después de la cinta basada en los cómics de Marvel.
El mensajero hace parte de la reinvención de la modelo y actriz ucraniana del drama hacia el género de acción, siguiendo el camino trazado por Liam Neeson. Es una lástima que esta cinta, dirigida por Zackary Adler (American Romance) sea menos como La Femme Nikita y más como El Transportador (esa insoportable franquicia protagonizada inicialmente por Jason Statham acerca de un ex militar que trabaja en un oficio que termina siendo menos tranquilo que su anterior profesión).
Aquí, Kurylenko interpreta también a una ex militar, quien ahora trabaja como mensajera (es curioso que tanto en esta cinta como en la Viuda Negra, se intente ocultar su identidad como mujer). A esta mensajera sin nombre se le encarga llevar un dispositivo a un lugar donde se encuentra Nick Murch (Amit Shah en actitud de Penélope Glamour), un testigo clave que permitirá el encarcelamiento definitivo de un notorio criminal llamado Ezekiel Mannings (Gary Oldman en actitud de Pierre Nodoyuna).
Mannings ha comprado a la agente de la Interpol Simmonds (Alicia Agneson), encargada de proteger al testigo, y el dispositivo que lleva la mensajera será utilizado por Simmonds para eliminarlo. Pero la noble ex militar rápidamente se da cuenta del complot y decide proteger a Nick, poniendo en grave peligro su vida.
Es así que tanto Mannings como su hija Alys (Calli Taylor), tan malvada como él (ñaca, ñaca), manejarán desde su casa una operación que busca acabar de una vez por todas y a cómo dé lugar con el testigo y su protectora. Eso implica enviar por ellos al corrupto y desquiciado Agente Bryant (William Moseley en actitud del sabueso Patán), quien a su vez sigue las órdenes de su superior, el Agente Especial Roberts (Dermot Mulroney) tan corrupto como él.
Bryant y su equipo de trúhanes le harán la encerrona a la mensajera y al testigo en un estacionamiento. Y este será el escenario propicio para que la mensajera de y reciba puños, patadas, puñaladas, disparos y todo lo que se puede esperar en una cinta de acción de este tipo (esto incluye a unos maleantes con una pésima puntería, y unos héroes que son más duros de matar que el mismo John McClane).
Pero el principal problema con El mensajero no tiene que ver con las sobreactuaciones del elenco o las situaciones estereotipadas, forzadas y sin mucha lógica. La clave del buen cine de acción tiene que ver con la ejecución. Es por eso que no importa mucho la premisa absurda de John Wick, quien busca venganza por la muerte de su perrito, ya que el espectador va a quedar con la boca abierta ante unas coreografías de sangre perfectamente orquestadas. Aquí, las secuencias de pelea son poco emocionantes y no hay nada que no hayamos visto antes. Es por esto que El mensajero se queda corta y no alcanza a cumplir con las condiciones para ingresar en la categoría de “placer culposo”.
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