Una estación con una antena de radio, la cual es vigilada por un hombre solitario, es el escenario de una historia que representa la tragedia del conflicto colombiano.
Director: Edison Gómez Amaya
Braulio Antonio Páez, James Rolman Sanabria López, Antonio Niño Sandoval
El director y guionista Edison Gómez Amaya, nos presenta una pequeña pero poderosa película llamada Frío en la montaña, la cual es protagonizada por Ebanisto (el actor natural Braulio Antonio Páez), un hombre solitario de origen campesino, quien tiene la misión de cuidar un transmisor y una antena de radio ubicadas en una zona rural, en donde se enfrenta la guerrilla con el ejército colombiano. Su única compañía es su cerdo mascota.
Un día, Ebanisto se encuentra con un hombre herido en una pierna. Este lo lleva a la estación de radio y le da amparo. El hombre herido se llama Marcos (Antonio Niño Sandoval) y sus heridas son asistidas por Tulio (James Roldán Sanabria), un joven militar que visita frecuentemente a Ebanisto y quien aspiraba convertirse en médico. Los tres van a entablar una amistad que incluye hablar sobre las mujeres en sus vidas, jugar tute y escuchar la música carranguera que interpreta Ebanisto con su guitarra.
El problema está en que Marcos es en realidad un guerrillero que le mintió a sus dos amigos, diciéndoles que era un cazador que por accidente pisó una mina. Revelar su procedencia, implicaría convertirse inmediatamente en el enemigo jurado de Tulio y pondría en aprietos a Ebanisto.
La bella fotografía de Pedro Pablo Vega Reyes enmarca una historia sensible acerca de tres seres humanos que no tienen por qué ser enemigos y que condensa la trágica tríada que hizo parte de más de sesenta años de violencia y muerte absurda en Colombia.
Esta es una película breve pero potente y con un final triste y desolador, que representa toda una sorpresa para un cine colombiano que estaba mostrando en años recientes, signos de cansancio y decadencia.
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