Un nuevo ejemplo de cómo los logros de una cinta original se pierden en la nueva versión.
Director: Keith Thomas
Elenco: Ryan Kiera Armstrong, Zac Efron, Sydney Lemmon, Kurtwood Smith
Era el año 1984 y John Carpenter estaba dispuesto a llevar al cine la novela de Stephen King sobre una niña capaz de incendiarlo todo con su mente. Al final, los estudios Universal y el productor Dino De Laurentiis (quien pagó una fortuna por los derechos del libro), descartaron a Carpenter debido al fracaso comercial de The Thing (hoy considerada como un clásico del terror) y acudieron a Mark L. Lester (Class Of 1984, Commando), quien realizó un buen trabajo dirigiendo a la actriz infantil Drew Barrymore y bebiendo del estilo formal de Brian De Palma y del mismo Carpenter.
Ahora, en medio del reciclaje desaforado y la nostalgia excesiva por los productos ochenteros, llega una nueva versión de Firestarter, dirigida esta vez por Keith Thomas (The Vigil) y protagonizada por Ryan Kiera Armstrong (de la serie Anne With An E) como Charlie McGhee, la niña incendiaria.
Que el personaje conocido como “Número 11” de la popular Stranger Things esté basado en Charlie no ayuda para nada (como tampoco la música de sintetizador ochentero a cargo del mismo Carpenter, que ya fue apropiada con éxito por la mencionada serie). Tampoco ayuda la atmósfera de película clase “Z” de la versión de Thomas (se siente como esas malditas películas de terror rusas de bajo presupuesto).
Zac Efron continúa en su espiral descendente como actor, interpretando a Andy, el padre de Charlie, víctima junto con Vicki, su pareja (Sydney Lemmon) de unos misteriosos experimentos realizados por el gobierno. En los años ochenta, esta premisa se sentía fresca y original, pero ahora parece copiada de Stranger Things o, peor aún, de la execrable (y felizmente olvidada) cinta The New Mutants de Marvel.
Sin embargo, lo que es imperdonable de la nueva Firestarter, es la ausencia de tensión y suspenso, así como de un clímax. Por hora y media, vamos a ver a Charlie quemar de manera sádica a varios de agentes del gobierno para rescatar a su padre, con ayuda de unos pésimos efectos especiales. Y ya.
Si usted no conoce la historia de Charlie McGhee, le recomendamos acudir a la fuente literaria original o a la película de 1984. Este remake merece arder en llamas como el gatito que rasguñó a la niña (no pregunten).
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