Una cinta de terror sobrenatural colmada de lugares comunes y que fracasa miserablemente en su misión de asustar al espectador.
Directores: Andrew Mecham, Matthew Whedon.
Addy Miller, Elizabeth Birkner, Jan Broberg, Philip Brodie, Aimee-Lynn Chadwick
Los espejos no son objetos extraños en las películas de terror y hacen parte integral de cintas como Candyman, Oculus y Mirrors, entre otras. La diferencia entre El demonio en el espejo y los títulos mencionados, no radica en el uso dado a los espejos como tal, sino a la ineptitud rampante de sus directores en generar un solo momento de susto genuino.
La cinta escrita y dirigida por Andrew Mecham y Matthew Whedon nos cuenta la historia de Olivia y Claire (Addy Miller y Elizabeth Birker), dos niñas que, debido a la muerte de su madre y a la ausencia de su padre, quedan al cuidado de Beth, su tía excéntrica (Jan Broberg). Olivia, la mayor, cuida de Claire, su traumatizada hermana menor, quien casi no pronuncia palabra y se aferra a un siniestro muñeco de peluche. Más siniestro aún es Charles (Philip Brodie), el vecino, quien frecuenta la casa de Beth.
La tía les advierte a las niñas que no vayan al sótano y eso es precisamente lo que hace Claire, impulsada por su muñeco de peluche. En el sótano, Claire es víctima de un espíritu maligno que la posee, mientras que Olivia se entera que su tía fue acusada de un asesinato cuando era joven.
Lo que sigue es una serie de pésimas actuaciones, diálogos insulsos, momentos soporíferos, intentos efectistas de sobresaltar al espectador, situaciones absurdas e inverosímiles y una completa falta de carisma y empatía por parte de los protagonistas. El resultado es una cinta de una hora y veintiséis minutos que se siente eterna, como la maldición de un espejo perteneciente a una casa embrujada que, como esta película, debió haberse incendiado hasta que quedara reducida a cenizas.
Dejar una contestacion