La cinta en solitario del superhéroe escarlata constituye un sentido homenaje a las películas que dieron inicio al género.
Director: Andy Muschietti
Ezra Miller, Michael Keaton, Sasha Calle, Michael Shannon, Ben Affleck, Kiersey Clemons, Maribel Verdú, Ron Livingston
Jay Garrick, el primer Flash, hizo su debut en los cómics en 1940. Este personaje creado por Gardner Fox y Harry Lampert era un estudiante universitario que obtuvo sus habilidades de velocista gracias a que inhaló por accidente los vapores del agua pesada (no pregunten) y se convirtió en el protector de Ciudad Central (tan ficticia como Metrópolis o Ciudad Gótica).
En 1956, la editorial DC Comics reinventó al personaje para la era espacial. Esta segunda versión, encarnada por un científico forense, hizo su debut en la revista Showcase #4, y fue creada por Robert Kanigher y Carmine Infantino. Barry Allen obtuvo sus poderes de super velocidad después de ser alcanzado por un rayo y ser expuesto a productos químicos mientras trabajaba en su laboratorio. Este se convertiría en el Flash más popular.
En la historia “El Flash de dos mundos” publicada en la edición No. 123 de su revista, Allen se encuentra por primera vez con Garrick, introduciendo el concepto del Multiverso en los cómics (ambos superhéroes pertenecen a tierras paralelas). Y este concepto se lleva al paroxismo, cuando Allen se enfrenta a un trágico final para salvar el multiverso en la icónica maxi-serie «Crisis en Tierras Infinitas» de 1985, donde también Superchica, la prima de El Hombre de Acero, sacrificó su vida.
Wally West, el sobrino de Allen (conocido como Kid Flash), tomó el manto de su tío, pero años después Barry Allen regresó a la vida en la saga “Flash: Renacimiento” del 2009 (Superchica también resucitaría). Desde su regreso, Barry Allen ha sido el Flash principal en los cómics de DC y su historia se ha ampliado y desarrollado mucho, en gran parte gracias a las dos series de televisión, protagonizadas por John Wesley Shipp y Grant Gustin, respectivamente.
En la serie protagonizada por Gustin, se le añadió un trágico pasado (su madre fue asesinada y su padre fue culpado del crimen) y se exploró a fondo su relación sentimental con Iris West (su novia convertida en su esposa), repercutiendo en la historia del personaje desarrollada en los cómics. Barry Allen también fue el protagonista de la saga «Flashpoint», donde su alteración del tiempo, causada por el intento de viajar al pasado para salvar a su madre, creó una realidad alternativa.
Ahora bien, el universo cinematográfico de DC se inició con la exitosa y grandilocuente película de Superman, dirigida por Richard Donner en 1978 (la cual tuvo tres secuelas, junto a un spin off de Superchica y un reboot protagonizado por Brandon Routh); y luego por Batman de Tim Burton en 1989, que tuvo tres secuelas (dos protagonizadas por Michael Keaton y las otras dos por Val Kilmer y George Clooney, respectivamente).
Luego llegaría el Universo Cinematográfico Extendido de DC, también conocido como DCEU, toda una franquicia de películas basadas en los superhéroes de la editorial. La primera entrega del DCEU fue Hombre de acero (2013), dirigida por Zack Snyder y protagonizada por Henry Cavill como Superman, en donde este personaje se enfrenta al General Zod (Michael Shannon), un malvado alienígena procedente del mismo planeta de Superman que pretende conquistar la Tierra. Su continuación fue Batman v Superman: El amanecer de la justicia (2016), también dirigida por Zack Snyder, y que presentó a Ben Affleck como Batman.
El descalabro llegó con la esperpéntica Escuadrón suicida (2016), dirigida por David Ayer, que se centró en un grupo de villanos reclutados por el gobierno para llevar a cabo misiones peligrosas. Pero en el 2017, las cosas se recuperaron con La Mujer Maravilla, dirigida por Patty Jenkins y protagonizada por la carismática Gal Gadot. Sin embargo, en ese mismo año, también se estrenó la desastrosa Liga de la justicia, que reunió a Superman, Batman y La Mujer Maravilla, junto con otros superhéroes que todavía no tenían hasta ese momento una película individual (Aquaman, Cyborg y The Flash). Por una tragedia personal, Zack Snyder tuvo que abandonar la dirección dejándosela a Joss Whedon con unos terribles resultados. Sin embargo, Snyder nos entregó años más tarde su propia versión, que significó una notable mejoría de lo estrenado originalmente en cines.
Posteriormente, Aquaman (2018), dirigida por James Wan, presentó la historia en solitario el superhéroe acuático, interpretado por Jason Momoa. La cinta fue un éxito, pero, la verdad sea dicha, es mediocre a más no poder. Y luego llegaron la adorable ¡Shazam! (2019), la horrible Aves de presa y las secuelas de La Mujer Maravilla (mediocre) y El Escuadrón Suicida (excelente), así como la irregular Black Adam y una más que aceptable segunda parte de ¡Shazam!
Ahora, luego de doce películas y varias versiones extendidas, llega a los cines por fin la película en solitario de Flash, plagada de inconvenientes, en especial la controversia surgida por su protagonista Ezra Miller, quien ha tenido varios problemas personales, por no decir escándalos causados por sustancias psicoactivas, conducta errática y violenta y asociación a cultos extraños.
El otro gran inconveniente tiene que ver con el final del accidentado DCEU, con James Gunn asumiendo la difícil misión de reestructurarlo todo desde el principio. Esto significó la salida de varios actores como Henry Cavill y Ray Fisher y que varias películas quedaran en el limbo, como la segunda parte de Aquaman (supuestamente próxima a estrenarse), Batichica (sepultada) y Blue Beetle (con estreno en ciernes). Es por esto que es muy apresurado afirmar que The Flash es la cinta que cierra con broche de oro el DCEU.
Fue una decisión afortunada que Gunn y los estudios Warner Discovery decidieran darle luz verde al estreno de The Flash, ya que esta es una gran película (no la mejor película de superhéroes de DC, como se está diciendo de manera exagerada, ya que el panteón todavía es ocupado por los trabajos de Donner, Burton y la trilogía de Batman de Christopher Nolan).
El talentoso director argentino Andy Muschietti, autor de las dos estupendas películas de It, sabe muy bien que es ahí donde se condensa lo mejor de las películas de superhéroes de DC y es por eso que, al asumir la tarea de tomar las riendas de The Flash, decide hacer un sentido homenaje a las cintas protagonizadas por Christopher Reeve y Michael Keaton, así como rendirle tributo a la trilogía de Volver al futuro, la cual iba inicialmente a ser protagonizada por Eric Stoltz, pero que terminaría convirtiendo en estrella a Michael J. Fox.
Con un guion inspirado en la saga Flashpoint cortesía de Christina Hodson (quien rescató a la terrible saga de Transformers con la adorable Bumblebee), la película de The Flash saca a relucir el talento de Ezra Miller (en casi toda la película lo tenemos a él en dupla consigo mismo) y nos muestra por qué las películas de Marvel lograron triunfar al tomarse su tiempo para desarrollar a cada superhéroe en su propia película individual, antes de llegar a los crossovers.
Pero más allá de recurrir de nuevo a la idea de los multiversos, explotada primero en las exitosas cintas de Marvel Spider-Man: Sin camino a casa y Dr. Strange en el multiverso de la locura (por no hablar de la ganadora del Óscar Todo en todas partes al mismo tiempo), la cinta de Muschietti triunfa por su humanidad, que se contrapone de sobremanera con la mecánica y recalcitrante décima parte de la franquicia de Rápido y furioso (con un Momoa que supera al Joker de Jared Leto en generar pena ajena).
La humanidad que genera The Flash no solo tiene que ver con la bien lograda interpretación de Miller o con los pequeños papeles que encarnan Ben Affleck como Batman, Kiersey Clemons como Iris, la gran actriz española Maribel Verdú (Y tu mamá también) y Ron Livingston (el inolvidable Peter Gibbons de Office Space) como los padres de Allen; sino con la vida, alma y corazón de esta película. Estamos hablando de Michael Keaton.
Que un actor haya dejado de interpretar un papel por más de treinta años y regrese a este como si el tiempo jamás hubiera pasado, dice mucho del calibre actoral de este. Keaton prácticamente se roba la película de Muschietti encarnando al Batman de un universo paralelo en compañía de Sasha Calle, la joven actriz de origen colombiano quien sorprende como una poderosa Superchica, que deja atrás a Helen Slater, la actriz de la película de 1984, y a la adorable Melissa Benoist de la serie de televisión. Ojalá Calle tenga la oportunidad de protagonizar su propia película. Se lo merece.
Contar sobre la historia de The Flash arruinaría las múltiples sorpresas. Basta con decir que los superhéroes son lo mejor del cine de verano (la bella cinta animada de Spider-Man y la tercera parte de Guardianes de la Galaxia también son dignas de todos los elogios). The Flash despierta a ese niño interior que miraba fascinado con los ojos bien abiertos y sin parpadear a Christopher Reeve convirtiéndose en Superman y a Michael Keaton pronunciando con su voz ronca la frase “¡Soy Batman!” y por un momento, Muschietti nos hace olvidar los desastres del pasado para enfocarnos en el triunfo del presente.
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