Esta vez Liam Neeson hace parte de un refrito de una cinta de suspenso española, que logra su cometido de entretener por hora y media, pero nada más.
Director: Nimród Antal
Liam Neeson, Matthew Modine, Embeth Davidtz, Jack Champion, Lilly Aspell
Tenemos que hablar de Nimród Antal. Este director de ascendencia húngara inició su carrera de una forma prometedora con Kontroll (2003), un thriller ambientado en el metro de Budapest que sigue a un grupo de inspectores de boletos que investigan una serie de extraños incidentes. La película recibió críticas positivas y ayudó a Antal a migrar a los Estados Unidos, donde inició una filmografía conformada por éxitos comerciales de calidad irregular.
Vacancy (2007) fue una cinta de terror protagonizada por Luke Wilson y Kate Beckinsale que contaba la historia de una pareja que se encuentra atrapada en un motel después de descubrir que las habitaciones están equipadas con cámaras para filmar asesinatos. Armored, con Matt Dillon y Laurence Fishburne, es una película de acción que se centra en un grupo de guardias de seguridad que planifican un robo a un camión blindado, pero las cosas salen mal y se ven atrapados en una situación peligrosa. Predators (2010) hace parte de la franquicia de Depredador, está protagonizada por Adrian Brody y Danny Trejo y sigue a un grupo de soldados y mercenarios que son transportados a una selva exótica y se convierten en presa de los cazadores alienígenas. Metallica: Through the Never (2013) es una cinta que combina elementos de concierto en vivo de la banda de Heavy Metal con una narrativa ficticia protagonizada por un roadie encarnado por Dane DeHaan, En el 2017, Antal regresa a Hungría para dirigir The Whiskey Bandit, su mejor película hasta la fecha, basada en la verdadera historia de Attila Ambrus (Bence Szalay), un ladrón de bancos que se convirtió en una figura legendaria en la década de 1990 por su preferencia de robar bancos mientras estaba borracho.
Ahora este director, que bien puede confundirse con sus colegas europeos Louis Leterrier (Danny The Dog, The Transporter 1 & 2), Pierre Morel (Taken, From Paris With Love, The Gunman), Olivier Megaton (Transporter 3, Taken 2 & 3, Colombiana) o Jaume Collet-Serra (Unknown, Non-Stop, The Commuter), regresa al cine de habla inglesa y utiliza a Liam Neeson para cumplir sus objetivos, con otra cinta mediocre de acción. Su título en español es Contrarreloj.
Antal y el guionista Chris Salmanpour (autor de varios capítulos de la serie FBI: Most Wanted), han adaptado la estupenda película española El Desconocido de 2015 protagonizada por el gran Luis Tosar, para llevarla a un público anglosajón con el cerebro tan entumecido que le es imposible leer subtítulos.
En la secuencia inicial, vemos al banquero Matt Turner (Neeson) realizando una sesión de boxeo que nos demuestra lo rudo que es, antes de que su jefe, Anders Müller (Matthew Modine) lo interrumpa, elogiando su capacidad de persuasión al reclutar nuevos inversionistas en sus negocios. Heather Turner (Embeth Davidtz), quien se siente ignorada por su esposo adicto al trabajo, está pensando en separarse de él. Acto seguido, Turner lleva a sus dos hijos a la escuela. El mayor es Zach (Jack Champion), quien no aguanta a su padre y que cuestiona el trabajo de su padre. La menor es Emily (Lilly Aspell), una niña que pelea con su hermano y defiende a su padre, pese a que este la regaña por estar pegada a las pantallas de los televisores y celulares. Hasta aquí, Antal nos entrega una clase que podría llamarse “Primeros actos de las cintas típicas de acción para principiantes”.
Mientras lleva a sus hijos en el auto, Turner recibe una llamada de un desconocido que le informa que su lujoso vehículo familiar está equipado con una bomba. El villano exige obediencia, o habrá consecuencias. Como sucede con Keanu Reeves en Speed, Neeson no puede detener su vehículo y debe obedecer al desconocido detrás del teléfono celular. Y al igual que en Taken, Neeson hervirá como una olla a presión, buscando acabar de una vez por todas al villano que ha puesto en peligro a sus hijos y que pretende incriminarlo por razones desconocidas.
A medida que la película avanza, no nos preguntamos quien le puso la bomba a Turner y a sus hijos, sino más bien sobre la obsesión enfermiza de Neeson por protagonizar películas de acción (muchas producidas por Jaumé-Serra) en las que interpreta una y otra vez a un padre duro que hará cualquier cosa por su familia, y por los lugares comunes que incluyen escenas con tonos sepia, música trepidante, giros no tan sorpresivos, y títulos que se sobreponen unos a otros, de una manera que hace casi imposible distinguir cuál película es cuál.
Pero si hay algo que no podemos despreciar es el carisma y la gravedad actoral de Neeson, No estamos hablando de Vin Diesel o Jason Momoa, estamos hablando del ganador del Óscar por La lista de Schindler ¡Maldita sea! Desde Darkman (1990), nunca hemos podido dudar de la sed de retribución de los personajes variopintos que encarna Neeson (¿Cuándo hará una cinta junto a Mel Gibson?). Pero, por más que adoremos al actor irlandés, sabemos que este podrá rescatar a su familia, pero no podrá salvar su película de los numerosos huecos argumentales, los problemas de lógica y el diálogo ridículo que hace que los personajes y las situaciones parezcan cada vez más inverosímiles. Si lo suyo es no pensar y vivir una experiencia rápida y furiosa por una hora y media, este es su filme.
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