Una actriz visita a una familia con el objetivo de prepararse para un papel protagónico, en una cinta inteligente y compleja en donde cada detalle tiene significado.
Director: Todd Haynes
Julianne Moore, Natalie Portman, Charles Melton
Desde sus primeros cortos (Assassins, sobre la tormentosa relación entre los poetas Rimbaud y Verlaine; o Superstar, sobre la trágica historia de la cantante Karen Carpenter contada con muñecas Barbie), Todd Haynes ha demostrado ser uno de los directores más audaces, inteligentes y transgresores, no solo del cine contemporáneo, sino de toda la historia del cine.
Todas sus películas, hasta la fecha, son auténticas obras maestras: Poison (basada en la obra de Jean Genet), Safe (una escalofriante alegoría del SIDA), Velvet Goldmine (la exuberante recreación de la relación entre David Bowie e Iggy Pop), Far From Heaven (un delicado tributo a Douglas Sirk), I’m Not There (uno de los mejores biopics de todos los tiempos acerca de la vida y obra de Bob Dylan), Mildred Pierce (una miniserie de HBO sobre feminismo y desamor absolutamente perfecta), Carol (una hermosa historia de amor basada en un relato de Patricia Highsmith), Wonderstruck (un mágico tributo al cine contado desde la perspectiva de dos niños sordos), Dark Waters (un espeluznante thriller judicial basado en una conspiración real que involucra las ollas y sartenes que todos usamos), y ahora May December.
En 2000, se estrenó en la televisión All-American Girl: The Mary Kay Letourneau Story una cinta basada en la relación que mantuvo la profesora de 34 años Mary Kay Letourneau con el estudiante de 12 años de herencia samoana Vili Fualaau, con quien terminaría casándose, luego de ser acusada de abuso sexual infantil. El resultado fue otro melodrama barato y superficial que buscaba explotar un escándalo mediático. Ahora, en las manos expertas de Haynes, el asunto se convierte en una profunda disección sobre las dinámicas de poder en las relaciones humanas y sobre nuestra fascinación por las películas y series basadas en “casos de la vida real”.
De una manera similar a cómo David Cronenberg abordó el narcisismo y la desconexión con la realidad de los actores en Maps to the stars (una inteligente y perturbadora cinta protagonizada por Julianne Moore), Haynes nos cuenta sobre el escándalo cambiando los nombres verdaderos y partiendo de Elizabeth (Natalie Portman), una actriz que va a vivir una semana con Gracie (Julianne Moore) y Joe Yoo (Charles Melton de la serie Riverdale), la mujer y el niño que supuestamente se enamoraron y que ahora, supuestamente también, viven felices como pareja y padres de tres hijos.
Elizabeth quiere ser tomada en serio como actriz, pero no pasa de ser una estrella reconocida de la televisión. Es por eso que ve su papel de Gracie como la oportunidad de subir de nivel. Aquí, Gracie y Joe Yoo (aquí de herencia coreana), se conocieron y mantuvieron su romance en una tienda de mascotas. La actriz, además de revisar los titulares de los tabloides y las fotos de la mujer tras las rejas embarazada de Joe Yoo, comienza poco a poco a imitar la forma de hablar afectada de Gracie, sus manierismos, sus muecas y su postura con una exageración inexperta y medida, que solo una gran actriz como Portman puede manejar y controlar. Estamos hablando de una excelente actriz interpretando a una actriz mediocre con pretensiones de ser excelente.
Mientras Elizabeth intenta encontrar la “verdad” del personaje que va a interpretar (sus motivaciones y dimensión psicológica), iremos conociendo la dinámica de pareja de Gracie y Joe Yoo. La mujer se comporta como una mamá con su esposo/hijo: Le dice cuántas cervezas se debe tomar, lo obliga a bañarse cuando huele mal y ve como un pasatiempo infantil la afición de Joe Yoo de criar mariposas monarca. Joe tiene una amiga a distancia con quien comparte dicha afición, pero lo oculta. Los espectadores sentiremos que lo hace, no porque esté engañando a su esposa/madre, sino porque no quiere ser reprendido.
Asimismo, Gracie, con llantos y otras tácticas de chantaje afectivo, hace que su pareja se sienta obligada a estar con ella como un matrimonio feliz, que no lo es. Incluso sus hijos lo ven como una especie de hermano mayor, ingenuo y bonachón. Quien tiene el control del hogar es Gracie, con su remedo de ama de casa de la televisión de los años cincuenta y sus comentarios afilados que aparentan ser gentiles.
Más allá del escándalo, May December es la historia de dos mujeres que nunca llegan a ser autoconscientes y sobre cómo una mujer adulta, al tener una relación de pareja con un niño, genera unas heridas y quebrantos difíciles de ver y de definir, pero igualmente traumáticas para la psique de un hombre que gradualmente se hace consciente de ello. Es una fortuna que Haynes, un director abiertamente gay, aproveche para abordar con completa libertad esta polémica relación, así como las consecuencias para los hijos del primer matrimonio de Gracie. En esta cinta se puede inferir un abuso sexual recurrente a Gracie cuando esta era una niña y de ahí el amor desbordado por unos hermanos ausentes y la actitud maternal hacia Joe Yoo. También inferimos cómo el descubrimiento del amorío de la madre con un niño, llevó a Georgie (Cory Michael Smith), uno de los hijos del anterior matrimonio de Gracie, a confundir su identidad, su orientación sexual y a nunca madurar realmente. Solo alguien como Haynes puede tratar estos temas directamente y sin miedo, sin terminar siendo víctima de sus arriesgadas hipótesis.
Y como si se tratara de un inmenso salón de espejos, veremos a una estupenda Portman encarnando a la actriz Elizabeth intentando imitar a Gracie; a una siempre excepcional Julianne Moore interpretando a Gracie, una mujer tratando de emular a la esposa perfecta; y a un maravilloso Charles Melton como Joe Yoo, un hombre al que no se le permitió tener una niñez normal y que intenta dejar de ser la persona que su esposa quiere que sea.
Estamos hablando de una cinta compleja, que necesita ser digerida con detenimiento y dónde cada puntada es cuidadosamente dada. Los cigarrillos del padre de Joe Yoo en el cenicero, el cigarrillo de marihuana que Joe Yoo comparte con su hijo; la respuesta de Elizabeth a un joven estudiante de actuación como si intentara seducirlo, la música de Marcelo Zarvos que es una recreación de la banda sonora de la música de Michel Legrand para la película The Go-Between (1971), de Joseph Losey, basada en una obra de Harold Pinter. Esta es una película en la que cada detalle importa, a la que hay que prestar mucha atención, en donde no hay héroes ni villanos y cuyas respuestas sobre las razones del comportamiento de sus personajes quedan a cargo del espectador.
Dejar una contestacion