Love Lies Bleeding (Amor, mentiras y sangre) (2024)

En esta lúgubre cinta neo-noir, la administradora de un gimnasio e hija de un padre siniestro se enamora de una fisicoculturista y la introduce al mundo de los esteroides con consecuencias fatales. 

Directora: Rose Glass

Kristen Stewart, Katy O’Brien, Ed Harris, Jena Malone, Dave Franco

La cineasta británica Rose Glass se dio a conocer en 2019 por Saint Maud, una película de terror psicológico que marcó su debut como directora de largometrajes y que recibió elogios de la crítica por su capacidad para crear una atmósfera de tensión y malestar a través de una combinación de imágenes visuales impactantes, una narrativa psicológica profundamente inquietante y las actuaciones convincentes de su elenco. 

Ahora, con su segundo largometraje, ella deja parcialmente el terreno del terror psicológico para explorar el neo-noir con una cinta violenta y perversa llamada Love Lies Bleeding, que cuenta con una tríada de lujo conformada por Kristen Stewart, Ed Harris y Katy O’Brien, la experta en artes marciales y fisicoculturista convertida en actriz (The Mandalorian, Ant-Man: Quantumania). 

Stewart nos ofrece una excelente interpretación como Lou, la administradora de un gimnasio, enredada en una relación fatal. El escenario es un pueblo decadente ubicado en el desierto de Nuevo México bellamente fotografiado por Ben Fordesman (Saint Maud) y la fecha es 1989 (pese a que la dirección de arte no hace mucho énfasis en ello, en contraste con la banda sonora de sintetizador de Clint Mansell). Lou tiene que lidiar con mierda, inclusive de forma literal, hasta que aparece en su vida una nueva cliente llamada Jackie (O’Brien), quien está decidida a participar en el campeonato de fisicoculturismo en Las Vegas. Las dos mujeres se enamoran, pero Lou, para ayudar a su amante a lograr sus metas, comete un gran error e introduce a Jackie al mundo de los esteroides. 

Como si fuera poco, Jackie encuentra un trabajo en un club de tiro administrado por un siniestro hombre de cabello peculiar y amante de los insectos (Harris), que resulta ser el padre de Lou. Al mismo tiempo, las dos mujeres se llenan de ira e indignación por la forma en la que Beth (Jena Malone), la hermana de Lou está siendo golpeada y abusada por su odioso esposo JJ (Dave Franco), quien, a su vez, es empleado del padre de Lou. Los esteroides, la impulsividad y la locura llevan a Jackie a tomar una decisión drástica frente al abuso de la hermana de su amante, con consecuencias funestas. 

La cinta guionizada por Glass y Weronika Tofilska (directora de la devastadora miniserie Baby Reindeer), encuentra inspiración en las novelas de Elmore Leonard de amores prohibidos, crímenes sórdidos y personajes falibles y ambiguos, así como en los clásicos del neo-noir como Red Rock West, After Dark My Sweet, Blood Simple y Bound, por nombrar algunos. Todo está muy bien hasta el terrible final que arruina la cinta casi que por completo. 

El final en cuestión es una especie de guiño fallido a una cinta noir dirigida por el gran Nicholas Ray y cuyo título es Bigger Than Life (1956), una de las primeras películas en la historia del cine en abordar el tema de la adicción a los esteroides. Basada en un artículo de la revista New Yorker escrito por Berton Roueché, la película nos mostraba a James Mason interpretando a un maestro llamado Ed a quien le dan un diagnóstico de una enfermedad vascular que probablemente sería fatal de no ser por una nueva “droga milagrosa” conocida como la cortisona. La medicina conlleva efectos secundarios, y Ed experimenta una serie de delirios y alucinaciones que finalmente lo convierten en un ser violento similar al Dr. Jeckyll & Mr. Hyde o Bruce Banner convertido en The Hulk.  En un momento de la cinta se hace uso de una perspectiva forzada para hacer que Ed parezca más alto que un edificio. Pero todo es parte del delirio. 

Sin embargo, en la cinta de Glass, Jackie, afectada por los esteroides, se convierte realmente en un gigante (¿She-Hulk?) capaz de aplastar a las personas como si se tratara de la protagonista de la cinta de ciencia ficción y terror The Attack Of The 50ft Woman (1958). Claramente, este giro dista de ser ingenioso y es un “no, no, no” definitivo para una cinta perteneciente a un género asentado en la realidad cruda y dura. Esta es otra señal más de esta odiosa y reciente actitud de los estudios A24 de confundir creatividad e inteligencia con pose y actitud.

Sobre André Didyme-Dôme 1661 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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