Una chica sueña con convertirse en bailarina y está empecinada en convertir su sueño en realidad, así tenga que deshacerse de sus padres, su amante y su cuñada.
Director: Ti West
Mia Goth, David Corenswet, Tandi Wright, Matthew Sunderland
La segunda entrega y, a la vez, precuela de la trilogía del terror dirigida por Ti West y protagonizada por Mia Goth es la mejor de las tres y estamos hablando de cine en palabras mayores. Nada menos que el maestro Martin Scorsese se desbordó en elogios, destacando la dirección de West y la actuación de Mia Goth. En una entrevista, el director de Taxi Driver y Raging Bull describió la película como “hipnotizante” y “extraordinaria”, enfatizando cómo logra mezclar el horror con una historia resonante y compleja, además de aplaudir a un autor que evidencia su amor por el cine y que posee la capacidad de mantener a la audiencia al borde de sus asientos mientras profundiza en los aspectos psicológicos de su personaje principal.
Scorsese también comentó sobre el estilo visual de la película, señalando su apreciación por su cinematografía y el diseño de producción que evocan al cine clásico de Hollywood, mientras que, simultáneamente, presenta una historia perturbadora que evoca mucho al cine de Hitchcock, Polanski y William Castle. Y es que, para esta precuela de X, la cinta sobre una actriz porno llamada Maxine que se enfrenta a una anciana desquiciada (ambas interpretadas por Goth), West adopta un enfoque visualmente distinto, inspirándose en el cine de la Era Dorada de Hollywood (piensen en The Wizard Of Oz), pero también en cintas de terror de los años cincuenta y sesenta como What Ever Happened To Baby Jane, Strait-Jacket o The Bad Seed, lo que contrasta con el estilo más setentero y grindhouse de X.
Asimismo, la película mezcla elementos de gore con una estructura narrativa de ascenso y caída, ofreciendo una perspectiva profunda sobre los anhelos y la psicopatología del personaje central, inspirándose en cintas como Carrie de Brian De Palma y Persona de Ingmar Bergman para lograr su objetivo (West originalmente quería filmar en blanco y negro, pero inexplicablemente, los estudios A24 se negaron).
Pearl cuenta la historia de juventud de la anciana de la primera cinta, una aspirante a bailarina y estrella de cine atrapada en la granja de Texas perteneciente a su familia de origen alemán, durante la Primera Guerra Mundial y en la época de la gripe española (las comparaciones con respecto al confinamiento y el uso de tapabocas en la reciente pandemia del COVID-19, no son para nada gratuitas).
Como si se tratara de una obra de teatro, los personajes y las locaciones son contadas. Tandi Wright (de la serie Creamarie) interpreta a Ruth, la estricta, controladora y amargada madre de Pearl, que sospecha de la maldad latente en ella; Matthew Sunderland es el padre de Pearl, un hombre paralítico que depende de los cuidados de su hija y su madre; Emma Jenkins-Purro es Mitsy, la cuñada de Pearl, quien también sueña con escapar de la vida rural y convertirse en actriz y bailarina; David Corenswet (de la miniserie We Own This City) es el proyeccionista de la sala de cine a la que Pearl ocasionalmente acude para escapar de su realidad y quien termina convirtiéndose en su amante, así como la persona que la introduce a la pornografía, proyectándole A Free Ride, una cinta real de 1915, dirigida por A Wise Guy (“Un chico listo”) y una de las primeras películas pornográficas que sobreviven. Y, por supuesto, está Howard (Alistair Cromwell), el noble esposo de Pearl, quien se fue a batallar a la guerra, dejando a su esposa al cuidado de los padres de ella.
Pearl sueña con dejar la granja y habitar el mundo mágico del cine, pero el confinamiento ha aumentado la frustración, la disfunción y el comportamiento perturbador tanto de la madre como de la hija (¿les sueña conocido?). El proyeccionista bohemio anima a Pearl a perseguir su sueño y entrar en el cine, su cuñada la invita a asistir a una audición local para una compañía de baile itinerante. Pero la madre no quiere que su hija tenga sueños y es cruel con ella. El problema radica en que Pearl, con sus rasgos psicopáticos y comportamientos excéntricos (tiene como pasatiempos matar a los animales de la granja para alimentar a un cocodrilo, masturbarse con un espantapájaros y beber morfina en la sala de cine como si se tratara de Coca-Cola), va a resultar ser mucho más cruel que su madre.
Esta trilogía bien puede llamarse Goth-West, no solo por el juego de palabras (“Go West”, “Oeste Gótico”), sino porque las estrellas que brillan con luz propia son el director y la actriz (quienes además son los guionistas de esta inolvidable historia). Mia Goth, quien bien puede asumirse como el equivalente femenino de Caleb Landry Jones (ambos unos actores tan excéntricos como arriesgados), se ha convertido en una actriz de primer nivel con este papel de Dorothy del infierno, con su monólogo aterrador y su rostro angustiante de la secuencia final que no podremos dejar de ver así cerremos los ojos. Esta es una interpretación que queda para la posteridad. Así de buena es.
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