A través de un enfoque híbrido, Las cuatro hijas ofrece una mirada sobre los impactos de la radicalización y el patriarcado en la vida de las mujeres.
Directora: Kaouther Ben Hania
Hind Sabri, Nour Kanoui, Ichrak Matar
Dirigida por Kaouther Ben Hania (El hombre que vendió su piel), esta es una audaz combinación de documental y ficción que aborda la dolorosa historia de una madre tunecina y sus cuatro hijas. Filmada en un hotel abandonado durante un mes en 2021 y postulada como candidata tunecina al Óscar 2024 a la mejor película internacional, este híbrido narrativo ofrece un retrato incómodo y visceral de una familia devastada por la radicalización de dos de sus hijas, quienes se unieron al Estado Islámico en Libia.
La historia de Olfa Hamrouni y sus cuatro hijas es, en su esencia, un retrato de la disfuncionalidad familiar. Olfa, una madre tunecina atrapada en un matrimonio infeliz, expresa abiertamente su frustración, afirmando que “odia a las niñas”, aunque su desdén por los hombres parece ser aún mayor. De las cuatro hijas, las dos mayores, Rahma y Ghofrane, fueron radicalizadas en su adolescencia, mientras que las dos más jóvenes, Eya y Tayssir, siguen en casa con su madre.
Ben Hania no se contenta con una narrativa lineal. En lugar de eso, intercala las dolorosas remembranzas de Olfa y sus hijas con reconstrucciones dramáticas interpretadas por las actrices Nour Karoui e Ichrak Matar, quienes dan vida a las hijas ausentes. En un toque más experimental, la célebre actriz Hind Sabri asume el papel de Olfa en algunas escenas, no solo para aliviar el peso emocional de las más dolorosas, sino también para desafiar e interrogar a la verdadera Olfa sobre sus motivaciones y las circunstancias que llevaron a la radicalización de sus hijas.
La película examina, desde múltiples ángulos, cómo la violencia emocional y física ha moldeado generaciones de esta familia. Enraizada en una sociedad patriarcal conservadora, Las cuatro hijas (cuyo título en español nos recuerda a Daughters Courageous, la cinta de 1938 dirigida por Michael Curtiz), explora la condena a la que están sujetas las mujeres en Túnez, especialmente por su belleza. Para Olfa, sus hijas, con su risa y vivacidad, representan un peligro inminente, ya que teme que su atractivo físico las condene a caer en debilidades morales que ella imagina con paranoia y malicia.
Este contexto patriarcal no solo limita la libertad de las mujeres, sino que también genera un clima de miedo, control y desorden mental y emocional dentro de la propia familia. La desconfianza de Olfa hacia sus hijas, su ira reprimida y su temor al mundo exterior contribuyen a crear un ambiente asfixiante que, en última instancia, empuja a dos de ellas hacia la radicalización.
Al hacer uso del docudrama, Ben Hania se permite explorar más profundamente las emociones y experiencias de los personajes. Este enfoque genera momentos de gran impacto emocional, pero también lleva al espectador a cuestionar la veracidad de los recuerdos y las percepciones de los protagonistas, así como pensar en la explotación del drama humano del que hacen parte los Reality Shows. Sin embargo, y en cierto sentido, la película también es un ensayo sobre cómo el dolor y la violencia distorsiona las memorias y relaciones.
A pesar de la pesada carga emocional de la película, Las cuatro hijas no carece de momentos de esperanza y humor desafiante. La madre y las hijas que permanecen en casa muestran una resiliencia admirable, a pesar de las adversidades. Estos destellos de humanidad ofrecen un contraste vital con el peso de la historia que cuentan.
La película no solo aborda temas de gran relevancia social, como la radicalización y el patriarcado, sino que lo hace de una manera profundamente humana y honesta. A través de los ojos de Olfa y sus hijas, Ben Hania invita al espectador a reflexionar sobre la vulnerabilidad de las mujeres en sociedades conservadoras y cómo, a menudo, son víctimas de fuerzas mucho mayores que ellas mismas.
Kaouther Ben Hania ofrece una experiencia cinematográfica valiente e innovadora y no solo presenta una historia familiar devastadora, sino que también, al empujar los límites del género documental y ficcional, desafía al público acostumbrado a narrativas más tradicionales y a reflexionar sobre los costos humanos de fanatismo religioso, la represión sexual y las estructuras patriarcales.
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