Estas películas demostraron que grandes presupuestos y nombres famosos no son garantía de éxito. Algunas fallaron por exceso de ambición, otras por falta de ideas, pero todas nos dejaron algo en claro: no todas las películas merecen existir.
Potenciado por una sólida dirección y la excepcional interpretación de su actor protagonista, A Complete Unknown emerge como un estupendo biopic que celebra la libertad artística y el nacimiento de la figura de Bob Dylan.
Con Robbie Williams convertido en un mono y una narrativa muy conmovedora, este biopic es una reflexión mordaz sobre la fama, la depresión y la redención.
Sin riesgos ni visceralidad, la serie basada en Cien años de soledad diluye la esencia de Macondo, destacando más como un recordatorio para volver al libro original.
Ni los personajes estereotipados ni el exceso de lugares comunes le hacen justicia al legado de Ayrton Senna.
A pesar de su CGI avanzado y destellos de belleza, Mufasa carece de la profundidad y alma necesarias para justificar su existencia.
Brady Corbet entrega un clásico instantáneo liderado por Adrien Brody, con una narrativa poderosa y una estética deslumbrante.
Pierre Niney lidera un elenco sólido en una versión épica de la obra de Dumas que respeta la esencia original mientras ofrece una interpretación fresca y dinámica.
Sonic 3 es una película frenética y sobrecargada que entretiene a los más jóvenes, pero aliena a los adultos.
La tercera cinta de Nosferatu combina influencias de Murnau, Herzog y Coppola en una obra autoral propia que explora el vampirismo como metáfora de abuso y trauma.
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