
Una obra apasionada y electrizante que trasciende la leyenda de Dylan para celebrar la libertad creativa y el arte sin prejuicios.
Director: James Mangold
Timothée Chalamet, Edward Norton, Elle Fanning, Monica Barbaro, Boyd Holbrook

Los amantes del rock sabemos muy bien que dos de los mejores rockumentales de todos los tiempos son Don’t Look Back de D.A. Pennebaker y No Direction Home de Martin Scorsese, mientras que uno de los mejores biopics sobre músicos es I’m Not There de Todd Haynes. Todos tienen en común que están protagonizados por la figura legendaria de Bob Dylan, un hombre cuyas transformaciones personales y musicales siguen siendo fuente de fascinación. A Complete Unknown, bajo la dirección de James Mangold, se suma al selecto grupo al sumergirse en los primeros días de Dylan y en su carrera emergente, al mismo tiempo que ofrece una reflexión poderosa sobre la lucha interna de un artista por redefinir su identidad y su música en un contexto de cambio social y cultural.

En este caso, Mangold toma prestado material del libro Dylan Goes Electric! de Elijah Wald para crear no un documental, sino un biopic esencialmente directo sobre la distancia entre el mito y la realidad. Mangold, un director veterano conocido por su habilidad para crear películas robustas como Heavy, Cop Land, Logan, Ford v Ferrari y el excelente biopic sobre Johnny Cash conocido como Walk The Line, se adentra en la vida de Dylan con un enfoque sin estridencias pero fascinado por el proceso de transformación del joven artista. Aunque no tiene la audacia estilística de Haynes, Mangold captura con destreza la complejidad del protagonista, no solo como músico, sino como una figura cultural moldeada por su amor por la música y la libertad.
Mediante una aproximación convencional pero rica en matices, A Complete Unknown ofrece al público una mirada penetrante a los momentos clave que dieron forma al Dylan eléctrico. La estrella de la película es Timothée Chalamet, cuyo talento indiscutible sigue intacto en este papel, consolidándose como uno de los mejores actores jóvenes de su generación. Su encarnación de Bob Dylan desde su llegada a Greenwich Village hasta su transformación en la figura del folk y la música popular estadounidense es un arrullo desafiante a la figura que Dylan representa: su interpretación no busca imitar al hombre, sino capturar el espíritu volátil de ese joven rebelde e inalcanzable. Chalamet canta, toca la guitarra y se entrega al momento con seguridad, sin necesidad de torcer las facciones para convertirse en Dylan, sino haciendo suya la esencia de lo que significó Dylan en los primeros años de su carrera.
Su retrato de un Dylan que viaja desde Hibbing, Minnesota, en busca de su destino, se complementa con la actuación de Elle Fanning, quien encarna a Sylvie Russo, su musa, amiga y novia (basada en Suze Rotolo); Edward Norton, como un Pete Seeger oscilante entre ternura, bondad y fervor idealista; Boyd Holbrook, quien personifica a un Johnny Cash pícaro; y Monica Barbaro, ofreciendo una interpretación impactante de una Joan Baez que no tiene problemas para robarle el novio a Sylvie y quien no se decide si envidiar, amar u odiar a Dylan. Cada uno de estos personajes no solo aporta profundidad a la narrativa, sino que también recrea con autenticidad la red de influencias y relaciones que dieron forma a la leyenda.
La estructura de la película está diseñada para dar cabida tanto a la intimidad como a lo electrificante. Momentos como la visita a un Woody Guthrie convaleciente (Scott McNairy), donde Dylan, nuevo en la escena Folk, canta Song to Woody en un hospital de New Jersey para su ídolo, nos recuerdan por qué, aunque esta es una película de época y esto no sucedió como se muestra, logra trascender su realidad y temporalidad. La legendaria grabación de Like A Rolling Stone, en la que la banda se encuentra a punto de romper normas sin precedentes en una peligrosa apuesta emocional y creativa, es un testamento a la verdadera esencia del artista.
Que A Complete Unknown no sea un recuento de hechos históricos (no lo es), sino una meditación sobre la creación artística y el impacto que una figura como Dylan generó sobre sus contemporáneos y sobre la música en general, logra equilibrar bien la biografía con la estética. Como otros biopics sobre músicos, la historia no se limita a capturar una serie de sucesos; en su lugar, profundiza en un tema medular que trasciende la vida de Dylan para convertirse en una reflexión esencial sobre la libertad y la necesidad de despojarse de convenciones sociales y artísticas.
Diversos guiños sobre esos momentos «reales» de ruptura y rebelión, como el jam en la televisión pública junto a Pete Seeger y el blusero ficticio Jesse Moffette (Big Bill Morganfield), la mencionada recreación de la grabación de Like A Rolling Stone, con Al Kooper (Charlie Tahan) al órgano y Mike Bloomfield (Eli Brown) en la guitarra, así como el clímax electrizante en el festival de Newport, evidencian la energía desbordada y la atmósfera de rebeldía que se hacen palpables en cada fotograma y encarnan la esencia misma de lo que fue la evolución del Rock.
Por supuesto, la película se toma sus licencias artísticas (y son más de 10, por cierto) fusionando elementos históricos y ficticios para acentuar el mito. Aun así, A Complete Unknown no cae en la trampa de convertirse en una simple biografía de relleno. Su capacidad para equilibrar la formalidad y la rebeldía artística es lo que la convierte en una obra imprescindible para los que deseen profundizar en la creación real de la leyenda de Dylan, y no solo en la de su imagen.
Este es un tributo a todos esos momentos fundacionales que siguen resonando. La cinta conecta la vida de un joven rebelde con la resonancia cultural que dejó en su paso y es una celebración, tanto de la singular capacidad actoral de Chalamet, como de la revolución que su personaje encarna. Y aunque tal vez no lo haga de manera completamente «revolucionaria» o vanguardista, se trata de una obra que, justo como Dylan, sigue siendo electrizante. Una reflexión viva sobre la libertad artística, A Complete Unknown nos recuerda, con fervor, que el arte está hecho de exploración y de audaces transformaciones, sin importar las expectativas.
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