Ainda Estou Aquí (I’m Still Here) (Aún estoy aquí) (2025)

Aún Estoy Aquí de Walter Salles es un conmovedor drama político que revive el horror de la dictadura brasileña a través de una historia de pérdida y resistencia.

Director: Walter Salles

Fernanda Torres, Fernanda Montenegro, Selton Mello

Walter Salles es uno de los cineastas más influyentes de América Latina, un director que ha dedicado su carrera a explorar la identidad, la memoria y la transformación social a través del cine. Su obra más célebre, Estación Central (1998), no solo le valió reconocimiento internacional sino que también le permitió posicionarse como un cronista visual de historias humanas profundamente conmovedoras. En Diarios de motocicleta (2004), Salles capturó la evolución ideológica de un joven Ernesto «Ché» Guevara en un relato de viaje tan poético como político. Ahora, con Aún estoy aquí, regresa a la temática de la memoria y la represión, abordando una de las heridas más dolorosas de la historia brasileña.

La cinta, basada en hechos reales, se centra en Eunice Paiva (Fernanda Torres), la esposa de Rubens Paiva (Selton Mello), ex congresista brasileño desaparecido durante la dictadura militar de los años 70. A través de una reconstrucción detallada, Salles narra el impacto de la violencia de Estado en la vida de una familia, una historia que resuena con la misma fuerza que La historia oficial (1985), la película argentina que hace 40 años denunció los crímenes de la dictadura en su país y ganó el Óscar a Mejor Película Extranjera. Con un tono contenido pero desgarrador, Aún estoy aquí podría seguir un destino similar en la temporada de premios, ofreciendo un recordatorio necesario de un pasado que, en el Brasil actual, algunos buscan reescribir con nostalgia peligrosa.

La película nos sitúa en Río de Janeiro, en 1970, en plena dictadura militar. La historia inicia con Eunice flotando en el océano, disfrutando de un momento de paz mientras el sonido de un helicóptero militar irrumpe en el cielo. Este choque entre lo cotidiano y lo ominoso es una constante a lo largo del filme. La familia Paiva lleva una vida aparentemente normal: cenas animadas, risas con los hijos, música sonando en la casa. Pero la tragedia está al acecho.

Cuando agentes del régimen llegan a la casa de Rubens bajo el pretexto de interrogarlo, el hombre se despide de su esposa y entra a un auto oficial con la promesa de que volverá. Nunca regresa. Desde ese momento, la cinta se convierte en la historia de una mujer enfrentando el aparato represivo del Estado, luchando no solo por la verdad, sino por la dignidad y la memoria de su esposo.

Salles evita el sentimentalismo fácil y apuesta por un realismo contenido. No necesita subrayar la brutalidad del régimen; la amenaza está implícita en cada mirada, en el miedo de los vecinos, en los silencios entre las palabras. La escena en la que Eunice y su hija son interrogadas y ella es detenida durante casi una semana es un punto de quiebre emocional, donde Fernanda Torres brilla con un control impresionante de su personaje.

Si Aún estoy aquí ha captado la atención mundial (un fenómeno similar al ocurrido con Ciudad de Dios), es en gran parte por la extraordinaria actuación de Fernanda Torres. Con una trayectoria sólida en Brasil, Torres asume el papel de Eunice con una interpretación sólida y sin exageraciones. Su dolor es profundo, pero contenido; su lucha, silenciosa, pero incansable.

Es en los momentos de mayor desesperación donde su actuación se vuelve inolvidable. No hay necesidad de llantos excesivos ni gestos melodramáticos. Basta una mirada, una respiración, un leve temblor en las manos. Cuando finalmente recibe la confirmación de lo que sucedió con su esposo, Torres entrega una de las escenas más devastadoras del cine reciente sin levantar la voz, transmitiendo el peso de una tragedia que ha marcado generaciones.

La aparición de Fernanda Montenegro (la actriz de Estación Central, madre de Torres en la vida real y leyenda del cine brasileño), en un emotivo epílogo donde Eunice ya anciana y víctima del Alzheimer no alcanza a reflexionar sobre su lucha, añade una dimensión existencialista y tremendamente triste a la historia.

Si hay algo que se le puede criticar a Aún estoy aquí, es su exceso de metraje. Con casi dos horas y media de duración, la película se toma su tiempo (quizás demasiado) para desarrollar cada aspecto de la historia. Aunque este enfoque permite una conexión profunda con los personajes, en algunos momentos se siente innecesariamente extendida, especialmente en el último tercio, cuando el peso del drama ya ha sido establecido con claridad.

Sin embargo, lo que la película no tiene en exceso es alma y corazón. La obra de Salles es un testimonio apasionado de la resistencia y la memoria, una denuncia contra el olvido y una advertencia sobre la fragilidad de la democracia. La estructura narrativa, que alterna entre el presente de Eunice y recuerdos de su vida familiar antes de la tragedia, refuerza el contraste entre la normalidad y la represión, un recurso que recuerda a la magistral Roma (2018) de Alfonso Cuarón en su meticulosa reconstrucción del pasado.

Aún estoy aquí no solo es una película poderosa, sino también una película necesaria. En un momento donde el revisionismo histórico amenaza con blanquear los crímenes de las dictaduras latinoamericanas, el filme de Walter Salles sirve como un recordatorio del dolor de aquellos que vivieron bajo regímenes opresivos. Es inevitable compararla con La historia oficial, que hace 40 años abrió los ojos del mundo a las atrocidades de la dictadura argentina y logró el primer Óscar para el cine latinoamericano en la categoría de Mejor Película Extranjera. Aún estoy aquí podría seguir ese camino, con nominaciones en la categoría de Mejor Película Internacional, Mejor Actriz para Fernanda Torres e incluso Mejor Dirección para Salles.

Lo que hace que la película trascienda no es solo su valor histórico, sino su humanidad. A través de la mirada de Eunice, vemos no solo el dolor de una esposa y madre, sino la lucha incansable de quienes se niegan a ser silenciados. Walter Salles ha construido un monumento cinematográfico a la resistencia, la verdad y la memoria, y con ello, ha vuelto a demostrar por qué es uno de los cineastas más importantes de América Latina.

Sobre André Didyme-Dôme 1848 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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