The Monkey (El mono) (2025)

¡Mono malo! ¡Mono malo! El director de Longlegs nos entrega una adaptación del relato corto de Stephen King y el resultado es un completo disparate.

Director: Osgood Perkins

Theo James, Tatiana Maslany, Christian Convery

Los detractores de Longlegs deben estar de plácemes. Ellos, que ya se habían quejado del desmadre en su acto final, señalarán con toda razón a una película que no solo fracasa al equilibrar el horror y la comedia, sino que se desmadra completamente de principio a fin, como si se tratara de un mono rabioso tirando sus propios excrementos a diestra y siniestra.

El centro de la trama no es Chucky, Brahms, Annabelle, Chauncey o M3GAN sino otro juguete maldito: Un mono mecánico originalmente diseñado para golpear platillos metálicos, conocido como Jolly Chimp, cuya historia se remonta a modelos tan antiguos como Hoppo the Waltzing Monkey de Louis Marx & Co. y que ya había aparecido en películas como Close Encounters Of The Third Kind y The Grinch.  Sin embargo, en esta adaptación el objeto emblemático sufre una transformación curiosa y forzada: en lugar de golpear platillos, el simio se ve obligado a tocar un tambor, una decisión tomada por cuestiones de derechos, ya que la versión original del juguete pertenece a The Walt Disney Company que la adquirió para incorporarlo en un cameo para la tercera parte de Toy Story (y resulta irónico considerando la admiración de Lee Unkrich, el director de Toy Story 3, por Stephen King).

Este mono, al que Perkins modifica de platillero a baterista para evitar problemas legales, se presenta como una figura malévola que no entiende de razones o justicia. El juguete, impulsado por una energía maléfica, comienza a hacer su tamborileo macabro y, con ella, a desencadenar una serie de muertes absurdas servidas en hiperviolencia estilizada, al mejor estilo de Happy Tree Friends o Final Destination.

El director, que prometió revolucionar el horror con su precedente, Longlegs, muestra una completa incapacidad de encontrar su tono. Si Sam Raimi (Evil Dead, Drag Me To Hell) y Peter Jackson (Bad Taste, Braindead) lograron combinar humor macabro con horror sangriento de manera magistral, Perkins termina por no encontrar el ritmo entre ambos géneros, dejando como resultado una película que parece enredarse en sí misma.

La historia de The Monkey sigue a los gemelos Hal y Bill, quienes descubren el legado mortuorio de su padre a través de un artefacto que parece desenterrar todos los traumas de la familia. Sin embargo, el juego de inherentes traumas generacionales se diluye en favor de la espectacularización de muertes sangrientas. Las escenas de terror que lo rodean se sienten más como productoras de efectos fantásticos que como la construcción de una atmósfera tensa o un relato cohesivo. Los actores, como Theo James (Hal/Bill), Colin O’Brien, Christian Convery y Tatiana Maslany, interpretan sus papeles con una elegancia refinada que contrasta con la grotesca violencia presentada. Sin embargo, la atmósfera, tan calculada como la puesta en escena, finalmente no es suficiente para ocultar lo que realmente es un intento fallido de reinventar el horror con otro juguete asesino.

Además de no lograr combinar el surrealismo y el gore de forma efectiva, cayendo en una explotación vacía de muertes grotescas sin los matices de humor negro intencionales, el subtexto sobre la inevitable muerte, morbosamente implícita, se entrega con demasiada obviedad, convirtiendo un concepto existencialista potencialmente interesante en una exposición de monerías gratuitas.

En lugar de construir una narrativa sólida sobre el simbolismo del juguete asesino y las consecuencias de las decisiones de los personajes, Perkins opta por escenas sin sustancia que no logran nada más que exponer al público, no al absurdo de la muerte, sino al absurdo de la trama. A final de cuentas, la película se siente como un remake del episodio de la “Pata de Mono” de la Casita del Horror de Los Simpsons, pero sin el encanto irónico, ni el desarrollo creativo (de hecho, ese episodio estaba inspirado en un cuento corto de W.W. Jacobs y no fue producto del equipo de monos libretistas de Los Simpsons como muchos creen).

Aunque visualmente elegante en algunos momentos, The Monkey es un desastre que deambula entre lo absurdo y lo macabro, entre un Chucky con asperger o un Monkey Shines sin brillo, sin una pista clara de lo que pretende ser, maltratando las expectativas de quienes pensaban ver una nueva perspectiva en el horror psicológico. El resultado no es una fábula de terror moderna ni una meditación nihilista, sino una monería incesante, convirtiendo cada escena en un desfile grotesco de muertes creativas sin mayor pretensión que recordarnos, de forma cruda y arbitraria, que «todos nos vamos a morir y no sabemos cuándo».

Sobre André Didyme-Dôme 1848 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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