
Angelina Jolie entrega una estupenda interpretación de María Callas en una cinta que, bajo la experta dirección del chileno Pablo Larraín, explora la soledad y el sufrimiento detrás del mito.
Director: Pablo Larraín
Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer, Kodi Smit-McPhee, Valeria Golino

Pocas figuras en la historia de la música han encarnado el concepto de diva como María Callas. Su voz inconfundible, su presencia escénica y su trágico destino la convirtieron en un mito que trasciende el mundo de la ópera. Pero detrás del virtuosismo y la elegancia, Callas fue también una mujer atormentada por la soledad, la pasión no correspondida y el peso de su propia leyenda. En 2018, el documental María by Callas logró retratarla con una intimidad excepcional, mostrando el contraste entre la estrella y el ser humano, entre la gloria y la vulnerabilidad. Ahora, con María, el director chileno Pablo Larraín lleva esta exploración a la ficción, cerrando así su trilogía «Damas en tacones», iniciada con Jackie (2016) y Spencer (2021).

Uno de los grandes talentos de Larraín es su capacidad para recrear épocas con una autenticidad delicada y minuciosa, sumergiendo al espectador en los escenarios y atmósferas de cada período histórico que retrata. En María, logra capturar la elegancia y la decadencia del París de los años 70 con la misma maestría con la que en Jackie reconstruyó la Washington post-Kennedy y en Spencer la sofocante Navidad de la realeza británica.
Más allá de la fidelidad estética, su cine se enfoca en el trauma de sus protagonistas, figuras que han sido consumidas por sus tragedias personales: en el caso de Callas, su infancia estuvo marcada por el abandono y el abuso, incluyendo el episodio en el que su propia madre la vendió a soldados nazis junto con su hermana (interpretada por Valeria Golino como adulta) durante la ocupación de Grecia. Este dolor se convirtió en el combustible de su arte, en una herida que sublimó a través de su voz, de la misma manera en que Jackie Onassis llevó consigo el peso del asesinato de su esposo y Diana Spencer el tormento de un matrimonio sin amor.
Para dar vida a la soprano, Larraín confió en Angelina Jolie, quien se preparó durante siete meses con clases de canto para encarnar a Callas en sus últimos días en París. Como ha ocurrido con otras cintas recientes como Emilia Pérez y Snow White, María ha sido injustamente atacada en redes sociales por espectadores que ni siquiera se han tomado la molestia de verla. Pero quienes sí lo hemos hecho, nos encontramos con otra obra exquisita en la filmografía de Larraín, un trabajo de una belleza formal deslumbrante que se sostiene en tres pilares: la soberbia fotografía de Edward Lachman, el majestuoso diseño de producción de Guy Hendrix Dyas y el elegante vestuario de Massimo Cantini Parrini que, la verdad sea dicha, constituye lo mejor de esta película.
Jolie se luce en el papel de una Callas decadente, atrapada en una espiral de soledad y medicamentos, mientras lidia con el amor no correspondido hacia el magnate Aristóteles Onassis, interpretado con gran solvencia por Haluk Bilginer. En un guiño al clásico Sunset Blvd. de Billy Wilder, la diva es acompañada por su fiel mayordomo Ferruccio (Pierfrancesco Favino) y su cocinera Bruna (Alba Rohrwacher), quienes intentan, sin éxito, evitar que María se refugie en los tranquilizantes como si fueran caramelos. También juega un papel clave el Doctor Fontainebleau (Vincent Macaigne), aunque su preocupación choca con la determinación autodestructiva de la cantante. Sabemos cómo termina esta historia: Callas falleció en 1977, a los 53 años, víctima de un infarto.
Uno de los elementos más interesantes de María es su uso del realismo mágico para representar la filmación de un documental imaginario, dirigido por un joven llamado Mandrax (interpretado por Kodi Smit-McPhee), cuyo nombre coincide con los tranquilizantes que la cantante consume. A través de estos episodios oníricos y de diversos flashbacks, la cinta reconstruye la relación fallida entre Callas y Onassis, sumergiendo al espectador en la mente fragmentada y lastimada de la protagonista.
Si bien algunos críticos han tildado la película de anecdótica y superficial, lo cierto es que María se distancia de los biopics convencionales sobre cantantes como los dedicados a las divas trágicas Whitney Houston y Amy Winehouse. Larraín y el guionista Steven Knight (el creador de Peaky Blinders) no buscan un simple recuento de eventos, sino una reflexión sobre la dicotomía entre la figura pública y la persona real, sobre el precio de la fama y la imposibilidad de escapar de la imagen construida para el público.
Gracias a la experta dirección de Larraín y a la impresionante actuación de Angelina Jolie, María cierra con broche de oro la trilogía «Damas en tacones», reafirmando el talento del cineasta chileno para capturar la esencia de mujeres que, atrapadas entre su mito y su realidad, pagan un costo devastador por haber sido inolvidables.
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