
El contador 2 es una secuela entretenida, pero plagada de tramas inverosímiles y una falta de profundidad en el desarrollo de sus personajes, que limita el impacto de la película.
Director: Gavin O’Connor
Ben Affleck, Jon Bernthal, Cynthia Addai-Robinson

Sin que nadie lo hubiera pedido realmente, la secuela de El contador regresa con Ben Affleck interpretando una vez más a Christian Wolff, el contador autista y asesino letal, en un relato lleno de acción, giros absurdos y una trama tan intrincada como su predecesora, pero que también recurre a la misma fórmula de entretenimiento ruidoso y superhéroe disfrazado de asesino profesional. En este sentido, la cinta se muestra como un espectáculo entretenido para quienes disfrutan de escenas de acción a gran escala, pero al mismo tiempo, sigue arrastrando las mismas carencias narrativas que caracterizan a su antecesora.

La trama, en esencia, es una amalgama de conspiraciones, asesinatos y personajes marginales con habilidades especiales, que continúan la búsqueda de Wolff por resolver crímenes de magnitudes impensables, incluyendo tráfico humano y redes del crimen organizado. Sin embargo, lo que podría haber sido una investigación intrigante se ve opacada por una sobrecarga de situaciones inverosímiles y una red de tramas tan enrevesada que, en ocasiones, se torna confusa e indiferente. La película no hace un esfuerzo por humanizar a los personajes, y aunque se muestra un avance en la interpretación de Christian Wolff como un hombre que empieza a entender las emociones humanas y las relaciones interpersonales (un papel más adecuado para Rami Malek que para Affleck), las interacciones entre los personajes, especialmente entre Wolff y su hermano Braxton (interpretado por Jon Bernthal en actitud de Punisher jovial), parecen forzadas y carecen de la profundidad emocional que la narrativa podría haber explotado. Esto parece más una secuela de El transportador que de El contador.
Uno de los puntos más interesantes es la evolución de Christian Wolff, quien sigue siendo un personaje incómodo en el ámbito social, pero su forma de interactuar con la tecnología y con otros personajes refleja un leve pero significativo cambio de tono respecto al primer filme. La película se permite momentos de humor en los que se hace hincapié en las peculiaridades de su autismo, como la dificultad para relacionarse y las situaciones incómodas que esto genera. Sin embargo, la película no parece nunca ser realmente consciente de la profundidad de estas cuestiones, sino que las utiliza como elementos decorativos dentro de un espectáculo de acción donde la lógica y la razón se desdibujan en aras de la adrenalina.
Ben Affleck y Jon Bernthal tienen una química palpable que proporciona algunos momentos memorables, pero la constante falta de desarrollo de la trama principal y la sobrecarga en la trama lastra lo que podría haber sido una reflexión más profunda sobre la naturaleza de los personajes y sus decisiones. El personaje de Braxton, un asesino que sirve como contrapunto al introvertido Christian, es el mayor beneficiado en términos de dinámica, pero incluso él se pierde en la absurda espiral de escenas de acción y giros narrativos que buscan más la sorpresa que la cohesión.
La presencia de un elenco de jóvenes autistas, que se presentan como hackers prodigiosos, añade una capa superficial de inclusión, pero rápidamente se convierte en un elemento estereotipado que parece más un truco para apelar a la «diversidad» que un intento genuino de mostrar la vida de estas personas fuera de los clichés de «genio». La película tiene buenas intenciones al presentar a estos personajes, pero no se aleja lo suficiente del retrato reduccionista que solo parece enfatizar sus habilidades excepcionales y no su humanidad.
En cuanto a la acción, El contador 2 cumple con lo que promete: tiroteos, persecuciones y una violencia constante que no deja espacio para la reflexión, más allá de algún que otro momento de humor entre los personajes principales. Sin embargo, la coreografía de las escenas de acción se siente mediocre (John Wick puso muy alta la vara), lo que contribuye a que el ritmo de la película se vea afectado. La falta de un villano sólido y la resolución insatisfactoria de la trama hace que El contador 2 sea una película que se queda corta en muchos sentidos.
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