Matrioshka (2025)

Matrioshka es una cinta colombiana que hace eco a tres generaciones de mujeres.

Director: Jorge Forero

Vicky Hernández, Ana María Sánchez, Alma Rodríguez 

Las matrioshkas, esas emblemáticas muñecas rusas, son una metáfora perfecta para el filme colombiano de Jorge Forero. En su diseño, cada figura encierra otra dentro de sí, replicándose en una secuencia infinita que sugiere la idea de la herencia y la transmisión de secretos de generación en generación. Este concepto se convierte en la piedra angular de la cinta, que explora los lazos familiares y los traumas heredados a través de la historia de tres mujeres: abuela, madre e hija.

Forero se inscribe en una tradición cinematográfica que ha abordado las complejidades emocionales de personajes femeninos a través de un enfoque introspectivo y visualmente sofisticado. Películas como Gritos y Susurros (1972) de Ingmar Bergman, 3 Women (1977) de Robert Altman, Manhattan (1979) de Woody Allen y The Hours (2002) de Stephen Daldry han diseccionado la psique de sus protagonistas con una mirada psicoanalítica y una puesta en escena delicadamente calculada. Matrioshka sigue esta línea, concentrándose en la interacción de sus tres protagonistas y en la forma en que sus heridas emocionales moldean sus relaciones.

Ana (Alma Rodríguez) regresa intempestivamente a Colombia para pasar el fin de semana con su abuela Lucía (Vicky Hernández) en la casa de campo donde también la espera Julia (Ana María Sánchez), su madre. Desde el primer momento, la convivencia entre las tres es tensa. Ana y Julia nunca han tenido una relación cercana, pues fue Lucía quien crió a la joven luego de que su madre la dejara atrás para dedicarse a su carrera de escritora. Sin embargo, este encuentro familiar no es casualidad: Ana acaba de atravesar una crisis emocional tras interrumpir un embarazo no planeado y siente la necesidad de enfrentarse a sus raíces para entenderse a sí misma.

La casa de campo se convierte en un microcosmos de confrontaciones y revelaciones. Ana encuentra en Lucía un refugio, pero también un espejo de los silencios familiares. Julia, por su parte, lucha contra su propia ansiedad, hasta que la conversación con su madre le da el valor de confesar a Ana el motivo por el cual la abandonó. Este fin de semana se convierte en una oportunidad única para que las tres sanen las heridas que han marcado su relación, pero no sin antes enfrentarse a la verdad de un secreto que ha pesado sobre la familia por generaciones.

El peso dramático de Matrioshka recae en las interpretaciones de sus tres protagonistas, quienes logran transmitir la carga emocional de sus personajes. Vicky Hernández, en el papel de Lucía, ofrece una actuación llena de contención y sabiduría, encarnando a la abuela como un pilar de fortaleza, pero también como guardiana de un pasado doloroso. Ana María Sánchez interpreta a Julia con una intensidad que oscila entre la fragilidad y la dureza, mostrando a una mujer atrapada entre la culpa y el deseo de reivindicación. Finalmente, Alma Rodríguez dota a Ana de una energía que llega a ser conmovedora, haciendo creíble su angustia y su necesidad de reconstruir su identidad a través de la verdad. Juntas, logran una química que convierte cada escena en un duelo de emociones sutilmente manejado.

Jorge Forero, cuya filmografía ha demostrado una inclinación por los relatos introspectivos y de profunda carga psicológica, dirige Matrioshka con un enfoque intimista y pausado. Su puesta en escena está marcada por planos cerrados que resaltan los gestos y las emociones reprimidas, mientras que la dirección de fotografía de Lola Gómez enfatiza los espacios como reflejos del estado interior de los personajes.

Forero, quien ha trabajado tanto en la producción como en la programación de festivales, demuestra aquí su capacidad para crear una atmósfera cargada de simbolismo sin caer en el subrayado excesivo. Su cine, en la línea de Violencia (2015), se caracteriza por una observación meticulosa de la psicología de sus personajes, y en Matrioshka lleva esta exploración a un terreno aún más íntimo.

Esta es una película corta pero contundente que funciona gracias a su combinación de guion sólido, buenas actuaciones y una dirección cuidadosa. Forero logra construir un drama familiar en el que, al igual que en una sesión psicoanalítica, los silencios son tan reveladores como las palabras, y donde cada personaje encuentra su espacio para evolucionar sin necesidad de grandilocuencias. En última instancia, el filme nos recuerda que, al igual que las matrioshkas, las historias familiares están compuestas por capas de recuerdos y secretos que solo pueden ser revelados cuando se tiene el valor de abrirse al pasado.

Sobre André Didyme-Dôme 1881 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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