El Elfo se une a Deadpool para darle un nuevo giro a la archiconocida historia de Dickens, pero no lo logran.
Director: Sean Anders
Will Ferrell, Ryan Reynolds, Octavia Spencer, Patrick Page
Sean Anders es el director de la horripilante Ése es mi hijo, la cinta que bien puede considerarse como la peor en la filmografía de Adam Sandler (eso ya es mucho decir). Pero también es el director de comedias mediocres, pero bien intencionadas como Quiero asesinar a mi jefe 2, Guerra de papás 1 y 2 y Familia al instante. En un punto medio entre la comedia de Sandler y sus posteriores trabajos, encontramos a El espíritu de la Navidad, un musical protagonizado por actores que no saben cantar y que pretende darle un nuevo giro a la archiconocida novela Un cuento de Navidad de Charles Dickens, de la cual se han hecho más de cien versiones para el cine y la televisión.
En lo que podría considerarse una equivocación garrafal a la hora de asignar los actores para los personajes, encontramos a Will Ferrell encarnando al Fantasma de la Navidad Presente, un hombre retraído, bonachón y de corazón noble (algo diametralmente opuesto a lo que representa el comediante), que pretende transformar a un cínico hombre de negocios llamado Clint Briggs (Ryan Reynolds), a quien se le considera como una persona irredimible.
Farrell, quien estuvo estupendo en la comedia navideña Elf a cargo de Jon Favreau, aquí nunca logra despegar, pese a su indudable talento y a estar acompañado del gran Tracy Morgan, su gran amigo de Saturday Night Live (quien aquí es desperdiciado interpretando al Fantasma de las Navidades Futuras) y de Octavia Spencer, quien encarna a Kimberly, la asistente de Briggs y el interés amoroso de Ferrell (tanto Spencer como la premisa de esta pareja dispareja se van al traste).
Reynolds, tremendamente frenético, cínico y gracioso en las dos maravillosas entregas de Deadpool, aquí se limita a interpretar su papel al pie de la letra sin hacer uso de su talento para la anarquía. Tampoco ayuda el exceso de números musicales. En varios momentos de la película, Marley (Patrick Page), el jefe de la agencia sobrenatural encargada de convertir a los irredimibles, se queja de las canciones. El chiste hubiera funcionado si las canciones se hubieran interrumpido o fueran números musicales verdaderamente graciosos, pero lo cierto es que son realmente cursis y casi insoportables.
Probablemente Sanders quería actualizar a Dickens y a su Ebenezer Scrooge de una manera efectiva como lo hicieron Bill Murray y Richard Donner en la inolvidable Los fantasmas contraatacan. Pero lo cierto es que a El espíritu de la navidad le falta espíritu y se convierte en un producto tan vacío como el villancico All I Want For Christmas Is You de Mariah Carey y tan efímero como la versión animada de Cuento de Navidad de Robert Zemeckis, con un Jim Carrey que padecía de anemia y síndrome de los ojos muertos.
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