Una secuela que vuelve a cometer los mismos errores de su predecesora…y más.
Director: Bill Holderman
Jane Fonda, Diane Keaton, Mary Steenburgen, Candice Bergen, Don Johnson, Andy García, Craig T. Nelson, Giancarlo Giannini
Una película que empieza con una cita de Paulo Coelho augura un desastre. Ahora bien, si un amante del cine (o de la literatura) logra aguantar más allá de la cita del infame autor, es porque las protagonistas de esta comedia romántica son nada menos que Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen y Mary Steenburgen, todo un cuarteto de lujo. Sin embargo, aquellos que vimos Cuando ellas quieren, la primera parte de este esperpento, sabemos que no basta con tener a cuatro leyendas del cine juntas en una misma película.
En la primera parte, las cuatro amigas arman un club para leer en grupo los horribles best-sellers Cincuenta sombras de Grey y El alquimista. Ahora, pese a que la secuela sigue llamándose en inglés The Book Club, la lectura ha quedado olvidada y se ha reemplazado por altas dosis de licor, un viaje a Italia y dos matrimonios. Las supuestas mujeres empoderadas e independientes han encontrado a sus príncipes azules, unos hombres demasiado perfectos para ser reales e interpretados por unos desperdiciados Andy García (el novio de Diane, el personaje de Keaton), Craig T. Nelson (el esposo de Carol, el personaje de Steenburgen) y Don Johnson (el novio de Vivian, el personaje de Fonda). Por su parte, Sharon (el personaje de Bergen) era feliz viviendo en compañía de su gato…hasta que el felino se muere.
Como si se tratara de una adolescente de los años cincuenta que no está conforme con tener un novio sino que quiere algo más, Vivian le anuncia a sus amigas que va a contraer matrimonio con el amor de su vida. Es así que las cuatro amigas deciden viajar a Italia, para celebrar allí la despedida de soltera lejos de sus hombres (y del gato muerto). El guion retrógrado y tonto ya nos anuncia lo que está por venir: equipaje robado, neumáticos desinflados, versiones en italiano de éxitos Pop de los años ochenta, policías que no dudan en llevar a las chicas traviesas a la cárcel y, por supuesto, un hombre que va a reemplazar al finado gato. Mientras tanto, el espectador se enfrentará a un insufrible anuncio turístico sobre Roma, Toscana y Venecia, y a una interminable serie de product placements que harían avergonzar a las chicas de Sexo en la ciudad. De hecho, Cuando ellas quieren más se parece a la versión senior de las esperpénticas y cursis cintas de Sex And The City, que carecían de la inteligencia, gracia y humanidad de la estupenda e innovadora serie de HBO.
Pero lo peor de esta cinta no tiene que ver con la falta de originalidad, la cursilería, los clichés y la falta de esfuerzo de un elenco desperdiciado, sino con unas mujeres que no deberían actuar como las preadolescentes de una película mediocre de Disney Channel. Con nombres como Fonda, Bergen y Steenbergen, uno espera, por lo menos, algo parecido a lo que hizo Julie Delpy en la magistral Antes de la medianoche, Emma Thompson en la maravillosa Te amo, Leo Grande, o mejor aún, a Diane Keaton en Annie Hall, la mejor comedia romántica de todos los tiempos.¡Jane Fonda fue símbolo del feminismo, de la revolución de los años sesenta y trabajó con Godard, por Dios!
Si llega a haber una tercera parte, probablemente se cite a El secreto y nos muestre a las chicas en plan de Comer, rezar y amar en España con tapas, sangría y flamenco. Ojalá que a Susan Sarandon no se le ocurra unirse a este infame “Club de lectura”.
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