Un documental sobre seis mujeres de la comunidad Emberá Chami que aman, luchan, ríen, lloran y que buscan ser aceptadas.
Directora: Claudia Fischer
Wërapara es un término que traduce “mujer de barro” o “no mujer” y que se utiliza al interior de la comunidad Emberá Chami para designar a las personas transgénero. El segundo documental de Claudia Fischer, una pintora convertida en directora (autora de la conmovedora Ati y Mindhiwa, sobre dos hermanas de la comunidad arhuaca que llegan a la ciudad para estudiar en la universidad), se centra en seis “mujeres de barro”: Marcela, Jaima, Gina, Alexa, Roxana y Pamela, pertenecientes al resguardo indígena Karmata Rua ubicado en Jardín, Antioquia.
Como parte de “una minoría dentro de una minoría” (en palabras de Fischer), ellas se dedican a la agricultura y a la artesanía, a defender su identidad de género y, al mismo tiempo, honrar una cultura que las discrimina (en un testimonio desgarrador se nos cuenta cuántas Wërapara han sido asesinadas al interior de la comunidad).
El documental nació de una invitación llevada a cabo por Richard Battye y Liliana Sanguino a la directora, para que participara en el proyecto interactivo Wraparound, donde se documenta la participación de las chicas trans en el Fashion Case Show del Summer House llevado a cabo en Londres en el 2019, donde Sanguino trabajó como curadora por parte de Colombia para el evento.
En una agridulce combinación entre explotación disfrazada de inclusión y unos sueños que buscan convertirse en realidad, las Wërapara son invitadas a participar como modelos (“¡mujeres trans Emberá! ¡ya con eso no hay más que decir!”, afirma Sanguino en el documental). Luego, al final, las volveremos a ver regresando a su realidad, como si se tratara de seis Cenicientas luego de que el encanto del hada madrina deja de surtir su efecto.
Lo exótico es un término relativo, porque siempre depende de la mirada. El documental de Fischer funciona mejor cuando la mirada distante hacia un universo diferente para quienes están fuera del entorno de las chicas, se reemplaza por una mirada cercana y empática que nos permite entender que las Wërapara son mujeres que aman, trabajan, ríen, lloran y, en últimas, son seres humanos como todos nosotros. La verdadera inclusión solo se dará cuando dejemos de lado las etiquetas.
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