Una película de terror dirigida a un público adolescente, que no sabe explotar su perturbadora conexión con la realidad.
Dirección: Sylvain White
Joey King, Javier Botet, Jaz Sinclair, Julia Goldani Telles
En 2009, Eric Knudsen crea para la internet a Slender Man, una popular creepypasta (término que viene de copy/paste y que se utiliza para referirse a las historias cortas de terror inspiradas en leyendas urbanas que los adolescentes suelen compartir en la red), que tuvo unas consecuencias insospechadas. Cinco años después, dos niñas de 12 años de edad, apuñalearon 19 veces a una compañera de la misma edad como una especie de rito de iniciación para convertirse en las seguidoras de Slender Man, en un macabro acto que demuestra que la realidad supera con creces a la ficción. La víctima sobrevivió y las victimarias fueron juzgadas como adultas, ordenadas cada una a cumplir una condena de 65 años en prisión. Una de ellas confesó sentir a Slender Man leyendo su mente, además de revelar haber conversado con Lord Voldemort (personaje de Harry Potter) y con las Tortugas Ninja, en un preocupante caso de confusión entre la realidad y la ficción, el cual fue abordado en el documental Beware The Slenderman del 2016.
Esta actualización de personajes como el Coco, el Boogeyman o el Ropavejero, con los que se solía asustar a los niños advirtiendo su presencia en la oscuridad para secuestrar y desaparecer a los descarriados y desobedientes, obtiene ahora su correspondiente película argumental, la cual no logra generar el miedo o, por lo menos, la sensación de incomodidad que las fuentes originales de información sobre el personaje logran suscitar en el lector.
Aquí cuatro adolescentes, aburridas de ver porno, deciden ingresar una noche a una página de internet sobre este ser sin rostro y de cuerpo alargado que habita en la penumbra para invocarlo, de acuerdo con unas instrucciones suministradas por la página misma. Como era de esperarse, ellas logran su objetivo y el resultado es un Slender Man empoderado que busca a cada una de estas chicas, para hacerlas desaparecer sin dejar ningún rastro.
El director Sylvain White, originario de Francia, nos había ofrecido una agradable sorpresa con la cinta de acción The Losers, basada en un cómic de DC, para luego caer en desgracia con I’ll Always Know What You Did Last Summer, la tercera parte de la saga Sé lo que hicieron el verano pasado, que fue tan horrible que nunca fue estrenada en cines, pasando al mercado del “directo a vídeo”. Su Slender Man no constituye un resurgimiento, sino que más bien, es una cinta con muy pocos sustos genuinos, un ritmo soporífero y una historia que se parece a una mala copia de El aro.
Lo que debió haber sido una película para adultos arriesgada, visualmente interesante y con algún tipo de comentario sobre los oscuros secretos que subyacen en lo que los adolescentes consumen en la red, termina convirtiéndose en una cinta para adolescentes que incumple con el contrato de aterrar al espectador y que desperdicia a un personaje perverso, cuya fascinación guarda una estrecha relación con las pulsiones tanáticas de la generación del siglo XXI.