El chico de Sex Education y la chica de Stranger Things son víctimas de una maldición que consiste en pasar de las mieles de la buena televisión a las hieles de las malas películas de terror.
Directores: Eren Celeboglu, Ari Costa
Asa Butterfield, Benjamin Evan Ainsworth, Natalia Dyer
La ciudad de Salem ubicada en Massachusetts, con su pasado de mujeres ahorcadas y quemadas por acusaciones de brujería, es un escenario propicio para el género de terror. La cinta Juega o muere se sitúa en Salem, pero no en ese lugar de supuestos aquelarres en la época del puritanismo, sino en la Salem actual con los típicos adolescentes de los slashers, en busca de fiesta, sexo y muerte.
Curiosamente, la productora de los Hermanos Russo, las personas detrás de esas mega millonarias secuelas de Avengers, nos ofrece una cinta de bajo presupuesto asumida por dos directores haciendo su debut en el cine y con tan solo 70 minutos para contar su historia. Es por eso por lo que Juega o muere no pierde su tiempo y rápidamente libera la maldición. Incluso su prólogo ya nos adelanta el final, para que el espectador se prepare para los asesinatos. La recomendación es que se queden con el prólogo y busquen algo mejor para ver.
El actor infantil Benjamin Evan Ainsworth (La maldición de Bly Manor) interpreta a Jonah, el menor de tres hermanos, quien descubre un cuchillo antiguo hecho de hueso y manchado de sangre. Unas misteriosas voces susurrantes hacen que el chico lleve el objeto a casa y con ello libera a una entidad maligna de los días de las cacerías de brujas. La actuación de Ainsworth como el primer personaje poseído por el cuchillo sangriento, es quizás lo único decente de esta desastrosa película. Pero rápidamente, este le cede el turno a su hermano mayor y todos los espectadores que esperábamos a un niño satánico haciendo de las suyas, quedaremos profundamente desilusionados.
En esta mezcla rendida con aguarrás de Amityville 2, Evil Dead y El conjuro, Marcus (Asa Butterfield de Sex Education, descendiendo al infierno de las películas malas), se convierte en el principal recipiente del demonio y se embarca en una matanza de un grupo de adolescentes, del que hace parte Billie (Natalia Dyer de Stranger Things, quien debería cambiar de mánager antes de que sea muy tarde). El demonio, cuyo nombre no es Valak sino Daniel, hace que todos participen de una versión mortal del juego de las escondidas, relacionado con el origen de la maldición.
Se agradece que Juega o muere vaya al punto sin preocuparse por obviedades, pero la verdad es que eso no importa, ya que la película es víctima de las tres grandes maldiciones del género. La primera maldición es que no genera el más mínimo sobresalto, y eso es fatal para una cinta de terror. La segunda maldición es la falta de originalidad y esta cinta también cae víctima de ella. La tercera maldición tiene que ver con lo predecible de la trama (¿por qué adelantarnos el final?). Tres de tres. Queda el deseo de imitar a Marcus y tomar el cuchillo sangriento para tallarse la frente, tal vez no con una X de desaprobación, sino más bien un rotundo NO.
Dejar una contestacion